El PIB de Estados Unidos subió 2,1% en el cuarto trimestre, el mismo porcentaje que en el tercero y en línea con lo que esperaban los analistas. Los factores que contribuyeron a ese resultado fueron los previsibles. El sector externo tuvo un papel positivo por la reducción del déficit comercial en el marco del conflicto con China.
A su vez, el consumo redujo su expansión a 1,8% y cayó la inversión de las empresas por tercer trimestre consecutivo. Ambos datos eran esperados por los analistas y habían sido anticipados por la Reserva Federal en su comunicado del miércoles cuando se refirió a la suba de los gastos de los consumidores como “moderada”, luego de haberla calificado como “fuerte” al término de su reunión de diciembre, mientras que definió a la inversión como “débil”.
El PIB subió 2,3% en 2019, su nivel más bajo en tres años y tanto los analistas privados como la Fed esperan que tasa de crecimiento de 2020 sea un poco menor. De ser así, sería una mala noticia para Donald Trump que buscará su reelección este año sin haber cumplido con su promesa de lograr un crecimiento de 3% anual. De todas maneras, hay factores que podrían jugar a favor de un mayor nivel de actividad este año del que se pronostica. Entre ellos se destacan un mercado laboral sólido, tasas de interés más bajas y la posible recuperación de la producción industrial a partir de los acuerdos comerciales firmados recientemente.
Por otra parte, el índice de precios de los gastos en consumos personales, que es la medida de inflación que toma en cuenta la Fed para definir su estrategia monetaria, subió, si se excluyen los rubros más volátiles, 1,3% en trimestre, lejos de la meta de 2%.
Todos los indicadores avalan la política seguida por la Fed y por lo tanto consolidan la visión de que no habrá cambios en la tasa de interés en el corto plazo.
