Al día siguiente de su asunción, el presidente Alberto Fernández pudo ver la primera protesta de su mandato. Un reducido grupo de exempleados de la empresa Ferrobaires y de una empresa de seguridad privada cortó las vías a la altura de la estación Darío Kosteki y Maximiliano Santillán (exAvellaneda) para pedir la reincorporación de un millar de despedidos. En realidad, se trata de la segunda medida en una semana que hicieron estos trabajadores. Las siete horas que duró el corte dejaron sin servicio a 300.000 pasajeros.
El corte de vías, como el que se registró el jueves de la semana pasada en el mismo punto, provocó que los trenes de la línea Roca en todos sus ramales no pudieran partir desde Constitución hacia el sur del conurbano y, en el sentido inverso, sólo llegarán hasta la estación de Temperley.
Los pasajeros que quedaron varados debieron recurrir a colectivos colapsados y combis. Un servicio que cobra $160 el pasaje entre el sur del conurbano y la Capital.
En un comunicado, Trenes Argentinos Operaciones informó que entre los manifestantes había “personal de una exempresa contratista de seguridad privada, MCM, y ex trabajadores de la línea Roca que se atuvieron al retiro voluntario o tuvieron cesantías por ausentismo”.
“Somos más de 1.500 compañeros despedidos en estos cuatro años, con retiros voluntarios obligados”, dijo a la agencia Télam Martín Monge, uno de los manifestantes. La empresa hizo la denuncia ante el Juzgado Federal de Quilmes.
