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Los factores que deberá maniobrar Miguel Pesce en el Banco Central

09 diciembre de 2019

La semana pasada, en el marco de la rueda de nombres que integrarán al nuevo Gobierno en ministerios e instituciones del Estado, se conoció que el economista Miguel Pesce reemplazará a Guido Sandleris como presidente del Banco Central (BCRA). A partir de mañana, Pesce deberá maniobrar distintos componentes de manera balanceada, en un contexto bastante complejo, especialmente, en materia monetaria.

“Los bancos centrales tienen como mandato defender la moneda, pero también nuestra carta orgánica debe estimular la actividad. Por lo tanto, habrá que ver sobre cuál de los dos ejes le pondrán más foco. Yo creo que si los dejan actual con libertad deberían poder atender a los dos objetivos”, señaló ante El Economista Guido Lorenzo, director de la consultora LCG.

“Lo que parece es que va a haber una política monetaria acomodada completamente a la cuestión fiscal. Esto es, justamente, ser expansivo desde lo monetario”, dijo Lorenzo, que consideró que los principales desafíos que enfrentará Pesce serán bajar la inflación y hacer que la actividad repunte, además de mantener y fortalecer el mercado en pesos para poder levantar el cepo cambiario. A la vez, destacó que Pesce deberá empezar a mirar el tipo de cambio real, el cual estima que está bien en el nivel actual, pero que en unos meses podría atrasarse con este ritmo de inflación.

El economista jefe del Grupo SBS, Adrián Yarde Buller, resalta que el punto de partida luce bastante desafiante, y destaca cuatro grandes factores a considerar: la inflación núcleo, que se mueve a “velocidad crucero”; la demanda de pesos, que se encuentra en mínimos multianuales; las “enormes dudas” respecto a la potencial emisión monetaria durante el año que viene, sobre todo si no logran renovar los vencimientos de deuda en pesos; las expectativas de inflación, las cuales se deterioraron considerablemente.

“En este marco, Pesce deberá encontrar el balance entre asistir a un Tesoro que estará necesitando financiamiento y una demanda de dinero declinante que requerirá moverse con mucha cautela, sobre todo en períodos de alta estacionalidad como el verano. La clave será, probablemente, mostrar prudencia para ganarse la confianza de los inversores. Esto significará una política fiscal que busque acercarse lo más posible al equilibrio primario y un BCRA que no se exceda en la compra de dólares”, afirmó Yarde Buller en diálogo con este medio.

Por su parte, Federico Furiase, director del estudio EcoGo, coincide en que el principal desafío del nuevo titular del Central es generar credibilidad para poder coordinar expectativas. “El principal problema que tiene el BCRA es que para generar eso y para bajar la tasa de interés, sin tener problemas desde las expectativas de inflación y de brecha cambiaria, se requiere un programa económico consistente en lo fiscal y una negociación rápida de la deuda, que son cosas que no dependen directamente del BCRA, y ahí está la principal complejidad en la que está inmersa la política monetaria en este contexto”, explicó Furiase ante El Economista.

“El otro gran desafío que tiene el Banco Central es aflojar las restricciones cambiarias, algo que no va a ocurrir hasta tanto no esté ese programa económico consistente y no se resuelva el tema de la deuda. Por eso es crucial tener una renegociación rápida. Y hasta que no se aflojen las restricciones cambiarias, estará el reto de bajar la tasa de interés y no dejar atrasar el tipo de cambio respecto a la inflación de los próximos meses, teniendo en cuenta que partimos de una inercia inflacionaria y una economía muy indexada”, resaltó Furiase.

Asimismo, el especialista remarcó que la entidad monetaria tendrá la importante tarea evitar un salto en la brecha cambiaria, en un contexto de fuerte emisión monetaria para cerrar la brecha fiscal del Tesoro y de baja de tasas de interés para ir desarmando las Leliq (Letras de Liquidez del Banco Central). En ese sentido, reitera la importancia de la negociación de la deuda y la consistencia fiscal, para poder moderar el impacto que tenga la emisión monetaria sobre la brecha y sobre las expectativas de inflación.

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