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La economía cayó 3,3% en noviembre, según Ferreres

27 diciembre de 2019

Según el Indice General de Actividad de Orlando J. Ferreres (IGA-OJF), en noviembre, la actividad registró una caída de 3,3% anual, acumulando para los once meses transcurridos del año una contracción de 3,2% anual. Por su parte, la medición desestacionalizada observó una merma de 0,9% respecto del mes anterior.

“Durante noviembre la actividad económica persistió en su fase recesiva, y no muestra signos aún de reactivación. La recesión se evidencia de manera más clara entre los sectores ligados mayormente a la demanda interna. Así, las bajas más significativas de noviembre se produjeron en el comercio (-6,3%), la construcción (-5,7%), y la industria manufacturera (-4,8%). Entre las subas, se destaca la actividad minera (+2%) y la producción agropecuaria (+3%), aunque esta última no aporta mucho al crecimiento en el último cuarto del año”, dijeron desde Ferreres.

Sobre las perspectivas, agregaron: “El Gobierno de Fernández inició su mandato implementando medidas fuertes de entrada, aunque por ahora sólo afectaron al sistema tributario, anticipando que la política fiscal no tendrá un rol muy expansivo. Así, la marcha de la actividad dependerá en buena medida del resultado que tengan las decisiones económicas que aún no se conocen, y de la confianza que la nueva administración pueda generar en los agentes. De no haber sobresaltos, esperamos que la actividad deje el piso de la recesión atrás, y comience a estabilizarse”.

El viernes pasado, Indec había informado que el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de octubre registró una variación de -0,9% respecto al mismo mes de 2018 y acumuló, así, una caída de 2,3% en el acumulado anual. Sin embargo, el indicador mensual desestacionalizado creció 1,9% contra septiembre.

¿Cómo sigue la tendencia? “Dado el resultado observado en octubre, corregimos en alza nuestra proyección de crecimiento para 2019, ubicándola en 2,7%”, dijeron desde LCG. “De cara a 2020, entendemos que uno de los factores que pueden dar un respiro y traccionar la actividad vendría por el lado del consumo privado, debido a las medidas anunciadas recientemente, que otorga bonos de $ 2.000 a los beneficiarios de AUH, bonos de $ 5.000 en enero y diciembre a jubilados que cobren la mínima; reintegros de IVA a sectores vulnerables y miniemprendedores; otorgamiento de la tarjeta alimentaria, entre otras. De todas formas, no hay que perder de vista que los altos niveles de inflación no van a permitir recuperar totalmente el poder adquisitivo, al menos en el primer año”, contextualizaron.

“Por otro lado, no se espera que a corto plazo el mercado de trabajo pueda sumar más gente, incluso el congelamiento del MNI para contribuciones patronales no ayudaría como aliciente. Con respecto a la inversión, mientras subsista el cepo hard, no resultarán atractivas las decisiones de inversión, sumado a que no hay un horizonte despejado con respecto a la sostenibilidad de la deuda y el programa macroeconómico”, agregaron en un reporte.

“El incremento de las retenciones es una mala noticia para el sector, aunque ya se venía anticipando. De todos modos, con la competitividad que enfrenta el sector y en la medida que no sean erosionadas por altos niveles de inflación, puede ser un factor que traccione la recuperación. También dependerá de la recuperación de Brasil”, amplían y proyectan: “Esperamos que en la segunda mitad del año, pueda haber un punto de inflexión en la trayectoria, situando la actividad en niveles del orden de -2,6% para 2020, producto más que nada del arrastre negativo de 2019 y los primeros meses de 2020”.

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