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Arreglando un país en dos etapas

08 noviembre de 2019

Por Nicolás Salvatore Economista

Ante tantas confusiones conceptuales, desearía hacer mi aporte a tal confusión. Le propongo, estimado lector, un ejercicio de imaginación.

¿Qué hubiera hecho Alberto con la economía si hubiera heredado el 2015? Más o menos lo mismo que hizo Mauricio Macri, que a su vez es parecido a lo que cualquier economista sensato sugería entonces: levantar el cepo y devaluar, aumentar tarifas en dólares y hacer un enorme ajuste fiscal, como hizo efectivamente Macri (en forma inédita en nuestra historia), financiando el déficit con deuda en dólares y absorbiendo luego los pesos sobrantes ?el déficit fiscal se paga en pesos? vía Lebac.

¿Y qué haría Macri si asumiera luego de recibir el bastón de mando de Alberto? Más o menos lo mismo que va a hacer el costado sensato de Alberto: defaultear la deuda y al mismo tiempo renegociarla (hoy el default es ya inevitable), ir levantando el cepo de a poco, refinanciar la deuda con el FMI y no pedirle mucho para minimizar los condicionantes. De hecho, no harían falta los dólares del FMI en el corto plazo ni para pagar deuda ni para financiar un déficit fiscal primario de 1,5% del PIB (los intereses serían obviamente parte del default), que se financiaría con emisión de base monetaria en el corto plazo (no vendrían mal unos dólares para reforzar las reservas, eso sí).

Es oportuno señalar que tal cosa no es inflacionaria: luego de atender la demanda de dinero transaccional (nada menos), el eventual excedente inflacionario podría esterilizarse, por un breve período (cuanto más breve mejor). Macri trataría de bajar la inflación de 55% a 35% en 2020, como el costado sensato de Alberto, algo perfectamente factible sin devaluaciones ni tarifazos, y con las políticas macro prudentes aquí sugeridas.

No veo, de ningún modo, un escenario catástrofe para 2020, sólo otro año de recesión, fruto de un necesario ajuste macroeconómico.

El problema no está ni estuvo en Macri ni en Alberto: el problema estuvo, está y estará, al menos por otro mandato presidencial, en la catástrofe no natural (no hubo guerra ni meteorito), edificada por Néstor, Cristina y Axel Kicillof, en forma realmente increíble, desde aquella maravilla económica de Roberto Lavagna de diciembre de 2005.

A partir de 2006 Néstor y Cristina destruyeron su propio modelo, que se agotó como tal hacia fines de 2011, y colapsó luego hacia fines de 2015, gracias al invalorable aporte de Mercedes Marcó del Pont y Kicillof. Y ahora están haciendo falta dos mandatos presidenciales antikirchneristas para reconstruir un país. Creo oportuno recordar, estimado lector, que Alberto es antikirchnerista desde 2008. Y si no veo mal, lo sigue siendo hoy.

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