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Mejorando nuestras políticas de una evaluación a la vez

21 octubre de 2019

Por Agustina Suaya y María Laffaire Investigadora asociada y coordinadora, respectivamente, del programa de Monitoreo y Evaluación de CIPPEC

Una gran parte de los problemas que enfrentamos como sociedad tiene un origen multicausal. Por lo tanto, encontrar soluciones a estos desafíos requiere de la intervención de un conjunto amplio de políticas públicas. Sin embargo, implementar numerosas políticas presenta algunas dificultades. Por un lado, existe el reto de lograr implementar ese conjunto de programas correctamente y de manera articulada, y, por el otro, el desafío de medir la efectividad de cada una de estas intervenciones.

En este sentido, los países que mejores resultados alcanzaron en materia de desarrollo apoyaron su gestión en dos herramientas fundamentales: planes de gobierno y sistemas de monitoreo y evaluación. Los primeros contribuyen a reducir los problemas de implementación de políticas públicas, permitiendo focalizar esfuerzos en torno a ciertas prioridades estratégicas, definiendo objetivos y metas concretas para la gestión. Los planes de gobierno, acompañados por unidades de seguimiento de la gestión, son clave para coordinar y gestionar problemas de implementación de manera transversal.

Por su parte, los sistemas de monitoreo y evaluación apuntan directamente al segundo problema: la medición de los resultados alcanzados. El monitoreo permite hacer un seguimiento de las acciones de gobierno, facilitando la medición de los logros y permitiendo ajustar las políticas públicas durante la implementación para optimizar el uso de recursos. Por su parte, la evaluación permite medir la calidad de los servicios brindados y estimar los cambios sociales y económicos que son atribuibles única y exclusivamente a cada una de las políticas priorizadas.

Argentina se encuentra rezagada en términos comparados con la región en el desarrollo y uso de ambas herramientas de gestión. No sólo no tenemos antecedentes fuertes de planes de gobierno con metas medibles a nivel nacional, sino que tampoco contamos con capacidades para evaluar las políticas públicas que implementamos.

La realización de evaluaciones de impacto experimentales, promocionadas por los ganadores al premio Nobel en Economía, Michael Kremer, Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo, ha revolucionado la forma en la cual se puede medir y alcanzar el desarrollo. Estos estudios rigurosos sobre el impacto de los programas, aunque exigentes en términos de capacidades e información, son una herramienta imprescindible en un contexto en el cual las necesidades son muchas y los recursos son escasos. Para ver mejoras en los indicadores sociales que más nos importan, tenemos que ser capaces de implementar aquellas políticas que mejores resultados alcanzan. Podemos crecer más y mejor si los funcionarios no sólo incorporan metas y seguimiento al modelo de gestión, sino que también cuentan con evidencia rigurosa y oportuna que sirva de apoyo en el proceso de toma de decisiones. Está todo al alcance de nuestra mano: tomemos mejores decisiones de una evaluación a la vez.

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