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La incertidumbre frena inversiones en Neuquén

Debido a los problemas macro del país que llevaron a que el Gobierno decidiese congelar el precio de los combustibles

18 octubre de 2019

Los brotes verdes que prometían las exportaciones quedaron entrampados en la crisis nacional. Las operadoras esperan tener señales claras para continuar sus desarrollos.

La tormenta macroeconómica del país llegó finalmente a Vaca Muerta y descargó con fuerza sobre las millonarias inversiones y el potencial del shale. Los brotes verdes, que la denominada segunda pampa húmeda prometía a principios de año, quedaron bajo el agua del temporal. Y desde las empresas, que sembraron bajo tierra millones de dólares, se viven momentos de incertidumbre al no visualizar una luz al final de la tormenta que evite que llueva sobre mojado. Así lo advirtió el diario Río Negro.

La incertidumbre es, a fin de cuentas, la palabra que mejor define el clima que hoy impera en Vaca Muerta, en una industria que pide certezas y estabilidad.

La estabilidad que abrió los campos petroleros a las firmas de todo el mundo, y que llevó en los últimos cuatro años, a que de dos desarrollos masivos sean hoy diez los que están en marcha, se vio una y otra vez alterada durante el año al punto de poner ahora en dudas la llegada de nuevas inversiones.

El primer golpe al sector fue el cambio de la Resolución 46 que aplicó ni bien asumió el cargo Gustavo Lopetegui. La reforma dejó fuera del programa de incentivos a la producción de gas a doce de los veinte proyectos que habían sido aprobados por las provincias.

Nuevo Plan Gas

En la práctica, el nuevo Plan Gas cumplió el objetivo de incrementar la producción, pero a costa de mellar por un lado la participación en el mercado de YPF -la gran perdedora del plan- y por el otro llevó a una situación de competencia por los precios que depreció el gas al punto de llevarlo por debajo de su costo de producción.

La respuesta de la industria a este primer cimbronazo fue girar el volante y centrar sus inversiones en el petróleo. Si bien no es el principal potencial de Vaca Muerta, las proyecciones eran excelentes y prometían nuevamente brotes verdes en el corto plazo de la mano de la exportación del petróleo que excedería antes de fin de año el nivel de consumo del país.

Pero otra vez pasaron cosas. Tras la devaluación pos PASO se congeló primero el precio del petróleo para, en pocos días, aplicar una certera estocada a un sector que requiere de inversiones extranjeras, con el control de capitales y divisas.

A dos meses de esas medidas Vaca Muerta sangra como un toro en la Plaza de Alcalá. Una decena de torres de perforación salieron de funcionamiento en la cuenca, cerca de 1.500 trabajadores fueron suspendidos, casi un centenar de nuevos pozos nunca fueron puestos en producción y las etapas de fractura que miden el ritmo de la actividad cayeron casi un 25% entre agosto y septiembre.

El freno de mano fue accionado y el panorama para el año que viene no es alentador. Desde el Gobierno de Neuquén ya se reconoce que las inversiones en Vaca Muerta caerán, pero aún más, el pronóstico indica que la actividad también se contraerá. De esta forma, las empresas decidieron esperar y sin señales claras.

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