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La estrategia de Rodríguez Larreta para evitar el balotaje

04 octubre de 2019

Horacio Rodríguez Larreta estuvo entre los que festejaron con mayor entusiasmo el triunfo oficialista en Mendoza que ratificó que los votantes disciernen entre lo nacional y lo local y que quienes gobiernan corren con ventaja. Rodríguez Larreta entiende que si todo se limitase a evaluar su gestión, tiene la reelección asegurada. Pero la situación puede complicarse si su rival, Matías Lammens, resulta favorecido por el arrastre de la boleta presidencial de Alberto Fernández y logra forzar un balotaje. No parece el escenario más probable, pero luego de los sorpresivos resultados de las PASO, se han extremado los recaudos y se busca ajustar la estrategia empezando por hipermunicipalizar la campaña. La presentación de propuestas concretas para la ciudad será una constante en las próximas semanas.

En las primarias, como se esperaba, Rodríguez Larreta ganó con amplitud cosechando 904.000 votos, que representaron poco más del 46%, pero la sorpresa fue el buen desempeño de Lammens que obtuvo el 32% de los votos, superando ampliamente los porcentajes obtenidos por Daniel Filmus en las elecciones anteriores. Curiosamente en la CABA, a diferencia de lo que ocurrió en otros distritos durante los últimos años, el outsider es el candidato del peronismo, mientras que el de Juntos por el Cambio es un integrante del establishment político. Teniendo en cuenta que Lammens no tiene antecedentes en política ni votos propios, la única explicación para su desempeño es la influencia del contexto político nacional. Y allí se activan las alarmas, dado que por primera vez, las elecciones locales son simultáneas con las nacionales, y como algo de arrastre siempre hay, si Mauricio Macri no hace una buena elección, podría afectar a Larreta impidiéndole llegar al 50% lo que obligaría a un balotaje. De todas maneras, a diferencia de la provincia de Buenos Aires en donde la fórmula presidencial del oficialismo perdió por 20 puntos (50% a 30%), en la CABA, Macri ganó con el 44% de los votos contra el 33% de Fernández. Otro dato relevante es que en las elecciones generales no se computan los votos en blanco y por lo tanto, si se repitiesen los números de las primarias, Rodríguez Larreta superaría el 50%.

Los estrategas del oficialismo sostienen públicamente que siempre pensaron en esta elección en tres etapas: primarias, primera vuelta y balotaje, pero está claro que su objetivo es obtener más del 50% el 27 de octubre. Evitar la segunda vuelta es la consigna.

El desempeño de Macri es clave para sostener las pretensiones del oficialismo local, pero que poco puede hacer para que así sea y de allí que procure darle un tono fuertemente municipal a la campaña exaltando los logros de su gestión.

El oficialismo tiene, además, una estrategia electoral segmentada. En la zona sur de la ciudad, en la que le fue muy mal, apuntará a una campaña similar a la que se podría llevara adelante en un distrito del conurbano bonaerense. Esto implica mucho contacto personal, presencia en el territorio y aceptar ? aunque sin promoverlo- el voto Fernández? Larreta.

En la zona conocida como el corredor de la Avenida Rivadavia, en el que concentrará su campaña Lammens, el oficialismo apostará a la figura de Marín Lousteau para disputar el voto de clase media, progre y de tradicional simpatía por el radicalismo.

Finalmente, en el norte de la ciudad, que es territorio amigo, el oficialismo procurará que la concurrencia sea mayor porque fue la zona en la cual el porcentaje de votantes fue menor y se estima que de cada 10 votos nuevos, 8 irían para Larreta.

Y también se espera recibir un apoyo mayor por parte de los que voten para presidentes a Espert y a Gómez Centurión dado que no llevan candidatos a jefes de Gobierno. En las primarias muchos se limitaron a votar en la categoría Presidente, que por lo tanto, tuvo menos votos en blanco que la de autoridades locales.

Los números de las primarias, sumados a la fortaleza del PRO en el distrito y la valorada gestión de Larreta deberían asegurar su reelección. Pero el riesgo de que una ola opositora a nivel nacional impacte en la CABA no deja margen para las distracciones.

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