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Sandleris aseguró que "el dólar es competitivo" y que "hay suficientes reservas para llegar al 10 de diciembre"

30 septiembre de 2019

El presidente del BCRA, Guido Sandleris, afirmó hoy durante un encuentro organizado por Grupo Clarín en el MALBA que "el dólar está en uno de los niveles más competitivos de la última década, en el marco de una política monetaria estricta y prudente" y descartó que las Leliq representen un riesgo para el sistema, en virtud del crecimiento registrado en los depósitos en pesos después después de las PASO.

Sandleris, durante su presentación, destacó la necesidad de "generar consensos políticos básicos" para que el país pueda crecer y que la sociedad comience a creer en su moneda. "Argentina está pasando momentos difíciles, la incertidumbre genera dificultades y angustias y claramente los desequilibrios macroeconómicos acumulados tienen impacto palpable", admitió.

En este sentido, recordó que "en los últimos 8 años fuimos uno de los países que menos ha crecido en la región. Y más aún, entre el 2008 y 2019 el crecimiento promedio fue de 0,7% anual, menos de la mitad del crecimiento regional, con una inflación promedio del 30% anual contra el 5% en la región".

"En este escenario y de cara al futuro no hay esquema económico exitoso sin mínimos consensos políticos, no me refiero a grandes pactos, sino simplemente ser consistentes en el tiempo en aplicación de ciertos principios económicos básicos", remarcó el funcionario. Además, planteó la importancia de trabajar en tres principios sustanciales: no gastar más de lo que recauda, mantener una política monetaria consistente para recuperar la confianza en nuestra moneda y aumentar la productividad de la economía.

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En otro orden, resaltó la solidez del sistema bancario gracias, entre otras cosas, a regulaciones impulsadas 15 años atrás que limitaron la exposición de las entidades financieras. "Todas las administraciones han respetado este principio; gracias a ello el sistema financiero está sólido", explicó.

Respecto a la incidencia que tienen en la economía estas tasas de interés, opinó que "son muy altas, creo que esto es el resultado de nuestra historia de incertidumbre. Tenemos que ser muy prudentes durante mucho tiempo para revertirlo".

"Hay dólares para llegar al 10 de diciembre. Las reservas están en un monto saludable. El BCRA tiene un compromiso con todos los argentinos, no importa quien gobierne", aclaró el presidente del organismo.

Sandleris también se refirió a la difusión de las personas físicas que no cumplieron con las regulaciones de la entidad en cuanto al límite para comprar un máximo mensual de US$ 10.000 mensuales.

"El Banco Central siempre ha divulgado de esta manera la información de quienes no cumplen los requisitos de la regulación, no hicimos nada nuevo. Se generó controversia, pero es importante que se cumplan las regulaciones. De todas formas, vamos a avanzar en un esquema más moderno y distinto, con base de datos en tiempo real que los bancos puedan consultar", concluyó el titular del Banco Central, Guido Sandleris.

Discurso completo

Buenos días. Antes que nada Shana Tova para toda la comunidad judía y muchas gracias a los organizadores por la invitación a abrir este evento.

Quiero aprovechar esta oportunidad para volver a plantear la necesidad de generar consensos políticos básicos acerca de los principios que deben regir nuestra economía.

Argentina está pasando momentos difíciles. Somos conscientes de que la incertidumbre actual genera dificultades y angustia en la población.

Es en tiempos como éstos, de fuerte incertidumbre, donde los desequilibrios macroeconómicos acumulados por más de una década tienen impacto palpable en la vida cotidiana de la gente.

Hoy no quiero detenerme en los eventos más recientes, sino en lo que necesita nuestra economía para salir adelante. Todos los que estamos acá sabemos que tras las PASO se sucedieron un salto en el riesgo país, una depreciación, un reperfilamiento de la deuda y un control de cambios. Y también sabemos que nuestra economía no era lo suficientemente fuerte para enfrentar de manera adecuada la incertidumbre electoral que vivimos.

Hace tiempo ya que la economía argentina tiene dificultades. Si tomamos los últimos 8 años, es decir los últimos dos períodos presidenciales, y comparamos el crecimiento promedio de Argentina con el de los países de la región, estamos en el podio de los países que menos crecieron. Esto es válido tanto para los primeros 4 años del período como para los últimos 4. Si miramos la inflación, mismo resultado: Argentina entre los países con mayores aumentos de precios.

Entre 2008 y 2019, por ejemplo, el crecimiento habrá sido de sólo un 0,7% anual. Este es un muy mal registro. Es menos de la mitad del promedio de la región. Está por debajo del crecimiento de nuestra población. Año tras año, en promedio, cada argentino vio cómo su nivel de vida se deterioró. Aún peor, esto ocurrió con una inflación de más del 30% anual en promedio, cuando en la región fue sólo 5%.

¿Por qué ha sido tan malo el desempeño económico argentino en algo más de una década?

La razón por la cual Argentina no creció, no logró bajar la inflación y tampoco logró bajar la pobreza en la última década es que no hay esquema económico que pueda ser exitoso sin mínimos consensos políticos acerca del mismo.

Por consensos no me refiero a grandes pactos entre fuerzas políticas, o compromisos públicos anunciados con bombos y platillos. Se trata simplemente de ser consistentes en el tiempo en la aplicación de ciertos principios económicos básicos.

La región muestra varios ejemplos en este sentido. En Chile se alternan coaliciones de centroderecha y centroizquierda y sin embargo no se modifican algunos principios básicos que rigen su política económica. En Brasil, cuando Lula llegó al poder no modificó la política monetaria prudente que había permitido bajar sustancialmente la inflación en los años anteriores. Y la inflación siguió bajo control. En Uruguay, la llegada al poder del Frente Amplio en 2005 profundizó los equilibrios macroeconómicos en los que había avanzado el Partido Colorado. Necesitamos lograr lo mismo en nuestro país.

Voy a sugerir hoy tres principios económicos básicos que deberían ser parte de los consensos políticos que mencionaba. Todos los países que han logrado crecer en forma sostenible y con baja inflación los han implementado.

El primer principio es no gastar sistemáticamente más de lo que se recauda. Este principio es el más importante dada la historia en nuestro país y es condición necesaria para los otros dos que voy a enunciar.

El segundo principio es mantener una política monetaria consistente para recuperar así la confianza en nuestra moneda. Esto requerirá tasas de interés reales positivas durante mucho tiempo.

El tercer principio es es aumentar la productividad de nuestra economía. Esto incluye desde reducir impuestos distorsivos hasta acuerdos comerciales para integrarse al mundo.

Más allá de haber cometido errores, este gobierno ha avanzado en los tres principios mencionados. Consensuar la importancia de los mismos evitará que su continuidad quede bajo un manto de dudas en cada elección.

Es muy difícil que las empresas inviertan, las personas planifiquen a futuro, y se edifiquen las bases para el crecimiento y el desarrollo si existe el riesgo de que la política económica de un país oscile como un péndulo, de extremo a extremo.

Déjenme darles una visión cautelosamente optimista sobre el consenso acerca del primero de los principios mencionados: el equilibrio fiscal. He notado en esta campaña electoral cierta convergencia de opiniones acerca de este tema: algunos hablan de evitar el endeudamiento excesivo, otros de reducir el déficit fiscal. En el fondo se está hablando de cosas similares.

Este consenso es valioso. Más aún, teniendo en cuenta que durante las campañas electorales se suele poner más énfasis en las diferencias que en las coincidencias.

Sin embargo, como banquero central, es mi deber señalar que no aumentar la deuda neta y tener equilibrio fiscal no son estrictamente lo mismo. La diferencia puede existir si se usa al Banco Central para financiar el déficit, como muchas veces ha ocurrido en nuestro país. Esto conspiraría contra el segundo de los principios mencionados.

Por supuesto, también tenemos que llegar a un consenso sobre qué sistema financiero queremos. Estoy seguro de que este evento será muy productivo para avanzar en este sentido.

El sistema financiero es como el cerebro de una economía. Conecta a quienes ahorran con quienes invierten o adelantan consumo. Este rol es clave. Las ideas innovadoras requieren fondos para ponerlas en práctica. El sistema financiero asigna ahorros a estos proyectos, ayudando a que los mismos se concreten. Así, la productividad de la economía aumenta.

Lamentablemente, nuestro sistema financiero no cumple hoy adecuadamente esta función. Es demasiado chico, presta poco, y en general a plazos muy cortos.

La causa principal de este fenómeno tiene que ver con la inestabilidad en la que ha estado sumergido nuestro país durante tanto tiempo. Y esta inestabilidad es el resultado de la ausencia de los consensos que mencionaba.

Una macroeconomía equilibrada permitirá que la gente confíe más ahorros al sistema financiero y que lo haga por un tiempo más largo. Las tasas de interés serían más bajas, sin dejar de ser atractiva para el depositante. Esto permitirá un financiamiento más accesible para quienes desean invertir o adelantar consumo.

Decía antes que la Argentina había tenido dificultades para encontrar consensos básicos acerca del funcionamiento de su economía. Sin embargo, una excepción destacable a esto tiene que ver con la regulación prudencial de su sistema financiero.

Hace más de 15 años el Banco Central estableció regulaciones que limitan fuertemente la exposición de los bancos al sector público y dividió al sistema bancario en dos segmentos, dólares y pesos, casi totalmente aislados en la práctica. La regulación estableció también que en forma precautoria los bancos deben mantener niveles muy elevados de liquidez. Mucho más elevados que los estándares internacionales. Todas las administraciones desde entonces han respetado estos principios.

Este es un ejemplo de un consenso básico que sí hemos sabido construir y que protege a los ahorristas. Gracias a ello, y a pesar de la volatilidad de las últimas semanas, el sistema financiero está sólido.

Quiero terminar con un mensaje optimista en medio de tanta incertidumbre. Conozco el potencial innovador de nuestro país. Esa fuerza, esa creatividad, está ahí, latente. Sin embargo, se expresa sólo a cuentagotas. Tenemos que desatar esas fuerzas. Si construimos los consensos necesarios para terminar de ordenar nuestra economía lograremos crecer de manera sostenida, bajar la inflación y mejorar la calidad de vida de los argentinos.

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