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¿Otra crisis innecesaria?

Con este escenario se torna imposible pensar en un sendero de recuperación de la actividad y de baja de la inflación, al menos hasta las elecciones de octubre. Peor aún, nada indica como se ha visto en meses anteriores, que este nivel de tasas desaliente la demanda de dólares.

Héctor Rubini 13 agosto de 2019

Por Héctor Rubini USAL

La derrota del oficialismo en las PASO liquidaron toda expectativa optimista para el Gobierno. La diferencia obtenida por el kirchnerismo luce casi imposible de revertir. La caída en la provincia de Buenos Aires ha sepultado casi toda esperanza para la actual gobernadora, percibida por empresarios y encuestadoras como la figura principal de la coalición gobernante.

Los mercados reaccionaron como era de esperar con subas del tipo de cambio ya desde el domingo por la noche en los sitios web de varios bancos, hasta superar los $60 antes del mediodía. El BCRA debió renovar Leliq convalidando tasas del 74% nominal anual, esto es, una tasa efectiva nuevamente en torno de 110%, lo que, por ahora, no es claro que sea suficiente para hacer retroceder la demanda de dólares.

Bajo este escenario se torna imposible pensar en un sendero de recuperación de la actividad y de baja de la inflación al menos hasta las elecciones de octubre. Peor aún, nada indica como se ha visto en meses anteriores que este nivel de tasas desaliente la demanda de dólares. Por el contrario, alienta la demanda especulativa de divisas y vuelve a dejar al BCRA como un agente seguidor, y no líder del mercado.

Tanto inversores locales como extranjeros parecen haber descontado la victoria del kirchnerismo en los comicios de octubre. El interrogante es si cuenta con capacidad el BCRA para sostener ataques especulativos recurrentes en caso de escenarios más adversos. Por caso, si semanalmente empezaran a difundirse encuestas que indiquen una mayor diferencia a favor de la fórmula Fernández-Fernández ya desde este mes. El riesgo cambiario se puede mitigar vía tasas altas, pero dejará esta administración un stock de Leliq significativamente mayor al actual y para renovar a tasas aun mayores? Si los bancos optaran por preferir dólares lo más natural es aceptar menos Leliq, en las renovaciones sucesivas aun con tasas más altas. Pero esto puede exacerbar las expectativas devaluatorias e inflacionarias en pocos días. La velocidad de suba de precios, tipo de cambio y de tasas de interés ingresaría en una espiral inestable. El mecanismo subyacente, una incipiente dolarización de carteras alimentado por el retiro de depósitos. El riesgo cierto: el de un eventual aumento de la velocidad de retiro de depósitos que podría profundizar el sesgo hacia la dolarización de carteras y la huida de activos en pesos. El final no sería necesariamente “manso y tranquilo”. Una corrida de depósitos bien podría disparar un escenario crítico ante anuncios poco felices o mal recibidos por los inversores, sean estos provenientes del oficialismo o del eventual nuevo gobierno.

Los riesgos no son pocos. Una profundización de la recesión en este contexto puede agravar la posición de liquidez del sistema bancario vía retiro de depósitos y aumento de la mora de los créditos. El Gobierno puede verse en dificultades para mejorar los números fiscales, y los indicadores de liquidez y solvencia intertemporal. El exceso de demanda de divisas con caída de la demanda de pesos podría también profundizarse y a mayor velocidad.

En definitiva, la sorpresa electoral ha sido de las menos esperadas tanto por el Gobierno como por los mercados. Si conduce o no a una nueva crisis es algo que en parte depende de las señales esperadas hasta ahora de una oposición percibida como nostálgica del “modelo” aplicado entre 2003 y 2015. Pero también por los efectos negativos sobre variables reales y nominales de un programa de ajuste que, como venimos observando desde el año pasado, no sólo padece de recurrentes falencias de diseño y de aplicación, sino que ha profundizado un escenario de estancamiento con inflación que bien puede agravarse, y conducir en octubre al oficialismo a una derrota más contundente que la de este domingo. Aunque si algo ha quedado claro con el torbellino de ayer, es que los mercados ya no están dispuesto a esperar tampoco a que la oposición triunfante siga con su persistente demoras en definir su futuro equipo económico y sus programas precisos para intentar, a su manera, revertir este escenario de estanflación y recurrentes huidas de pesos a dólares.

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