Por Matías Carugati Economista Jefe de Management & Fit
A 10 días de las primarias, la atención vuelve a ponerse sobre las encuestas. El sábado próximo comienza la veda electoral, con lo cual no puede difundirse ningún sondeo de opinión (relacionado con la política) en los medios de comunicación. La última foto “habilitada”, al menos públicamente, mostrará el tablero político y posiblemente incida sobre la dinámica financiera (y política) en la antesala de los comicios. La lectura del resultado de las primarias, y la reacción del mercado, dependerá de la respuesta a tres preguntas que las encuestas pueden ayudar a resolver.
La pregunta más obvia es quién ganará la elección. Sin arriesgar números, la mayoría de los estudios tienen a la fórmula de los Fernández al frente, con Macri-Pichetto achicando la distancia y emparejando bastante la disputa por el primer lugar. Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey vienen terceros, bastante más rezagados, y José Luis Espert pelea el tercer/cuarto lugar. El resto pelea por superar el piso necesario (1,5%) para llegar a la competencia en octubre. Si bien hay dispersión de números, el ranking no presenta modificaciones y ya fue incorporado por los inversores en sus decisiones de portafolio.
La segunda pregunta es qué diferencia habrá entre los candidatos más votados. Respecto a este punto, hay mucha variabilidad en la intención de voto entre las encuestadoras. Discrepancias relacionadas con las diferencias metodológicas (método, universo, casos y fecha) de cada relevamiento. Una distancia pequeña (digamos, menor a 5 puntos) entre Alberto y Macri sería tolerable para los inversores, que confían en que podría descontarse en una segunda vuelta gracias a los efectos de la polarización sobre los votantes de terceros espacios (sobre todo, de Lavagna y Espert). La continuidad del proceso de estabilización económica también ayudaría, si es que se logra sostener en el tiempo.
La tercera pregunta relevante es quién ganará la provincia de Buenos Aires. La disputa en el principal escenario electoral también está muy pareja, aunque hay un matiz importante que mencionar. Las encuestas reflejan que la intención de voto de Vidal es bastante superior a la de Macri, mientras que Kicillof logra retener casi la totalidad de los votos de Alberto Fernández. ¿Habrá corte de boleta significativo (mayor al de 2015)? ¿La presencia de Macri en la boleta “tira” a Vidal hacia abajo? ¿Vidal “empuja” a Macri hacia arriba? Recordemos que en la Provincia de Buenos Aires se gana (o se pierde) por un voto, y quien logre la victoria le dará un buen empuje al candidato presidencial de su espacio. En este aspecto es donde hay más incertidumbre.
Los escenarios posteriores a las PASO. El escenario base hoy pareciera ser uno en el cual hay una diferencia pequeña entre Alberto y Macri y una PBA disputada voto a voto, sin claro ganador. En este caso veríamos una continuidad de la dinámica financiera actual. Tranquilidad, pero con episodios puntuales de tensión. Que el círculo sector financiero-economía real-situación política gire decisivamente de forma positiva o negativa depende de un resultado más sesgado a favor o en contra del Gobierno. La dinámica sería positiva si Macri ganase las elecciones (lo cual implica, con bastante probabilidad, que Vidal se quedaría con PBA). O podría ser negativa si la diferencia entre el kirchnerismo y el gobierno se estira por encima de los 5 puntos (caso en el cual Kicillof saldría victorioso en la pelea por la provincia). Expectativas versus realidad. Aún quedan varios días para que el mercado “haga sus apuestas”.
