El Economista - 70 años
Versión digital

jue 28 Mar

BUE 25°C

En el mundo, también sube el dólar

29 agosto de 2019

El dólar subió ayer 0,2% contra una canasta de monedas y alcanzó su nivel más alto de los últimos nueve meses. En abril del año pasado empezó un ciclo alcista con relación a casi todas las demás monedas que no se detiene. Y aunque a Donald Trump no le guste, porque les quita competitividad a las exportaciones estadounidenses, la tendencia se mantendrá independientemente de las vicisitudes de la guerra comercial con China.

Los factores que sostienen al dólar son el mayor rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos frente a los de los otros países y a un mejor desempeño de su economía.

Ninguno de estos elementos se modificará en el corto plazo. Si bien la economía de Estados Unidos se está desacelerando, en el resto del mundo desarrollado y en China está ocurriendo lo mismo. La tasa de crecimiento de Estados Unidos duplica a la de la zona euro.

El rendimiento de los bonos de Estados Unidos viene bajando, y el de 10 años, está por debajo del 1,5%, un nivel que nadie en el mercado esperaba unos meses atrás. Pero aún así, es mucho más alto que el de los europeos y por lo tanto sigue atrayendo capitales del resto del mundo.

El diferencial de tasas se mantendrá porque la Reserva Federal volverá a hacer un recorte de un cuarto de punto en septiembre, pero se espera que antes, el Banco Central Europeo ponga en marcha una serie de medidas de estímulo monetario.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China también conduce al fortalecimiento del dólar porque genera incertidumbre y promueve que se busquen como refugio los activos más seguros. Además, está siempre latente la posibilidad de que China deje caer su moneda para compensar las subas de aranceles que se decidan en Washington.

Frente a esos factores estructurales es poco lo que puede hacer la Fed que es el blanco de las críticas de Trump. Una baja más agresiva de las tasas no asegura un dólar más débil si no se corrigen otros factores. Una devaluación de la moneda, por sí sola, tampoco corrige el déficit comercial como quedó demostrado en Estados Unidos en las últimas décadas, durante la cuales el desequilibrio externo se mantuvo, más allá de las circunstanciales paridades cambiarias.

Todos los caminos conducen a que el dólar siga su tendencia ascendente, salvo que se decida en algún momento alguna acción coordinada entre los distintos países para frenarlo, como hizo en otras oportunidades. También podría haber una acción coordinada para fortalecer al euro.

A los países emergentes también les conviene un dólar más bajo porque hace menos gravosas las deudas en esa moneda y mejora la cotización de las commodities que son la base de sus exportaciones. Argentina es un caso típico, que refleja bien ese comportamiento, porque los ciclos expansivos de su economía estuvieron, por lo general, asociados a un dólar débil, mientras que en los ciclos alcistas, predominaron las caída en el nivel de actividad.

En esta nota

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés