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Belotti: “Las fake news buscan distraer a los candidatos”

02 agosto de 2019

En las cercanías de las elecciones, hay una tentación lógica de “electoralizar” todo. Tal o cual cosa, ¿suma o quita votos? Generalmente, el movimiento es menor que el esperado y los cambios electorales no ocurren de un segundo para el otro.

Entre esos temas, sin embargo, figuran las “fake news” o “deep fakes”. Que hoy se viralizan de una punta a otra del país no es una novedad, ¿pero impactan electoralmente, sobre todo, en aquellos segmentos menos informados o capaces de discernir? ¿O la gente ya sabe y está consciente d eso?

Sobre eso dialogó el politólogo Fernando Belotti con Nuevos Papeles. “El problema está en pensar en que los votantes en ausencia de campañas de difamación de algún tipo tomarían decisiones muy diferentes. Esto es algo que tenemos en claro los científicos, ya que las personas estamos acostumbradas a incurrir en lo que se conoce como sesgo de confirmación. Básicamente somos más propensos a aceptarla evidencia que corrobore aquellas cosas en las que ya creemos, que a aceptar evidencia que descalifique aquellas creencias”, dijo Belotti. “Generar cambios en la forma de pensar, o convencerlos de lo contrario a lo que creían, es un proceso mucho más largo y difícil de encarar”, dice.

¿Cuál es la mejor estrategia de un candidato para contrarrestar estas campañas? Según Belotti, “no hay antídotos sino otros venenos”. La batalla de la información se gana con más información, dijo. “El principal objetivo de difamar a un candidato no está en forjar una percepción desviada de quien es entre los electores. Sino en distraerlo de su propia campaña. Por lo general el candidato difamado se siente en la obligación de salir a dar explicaciones. Cuando esto se convierte en una práctica sistemática, se le ha torcido el brazo. Ya que aquel o aquella candidata ya no hace campaña en base a su agenda, sino que se defiende todo el tiempo, en base a la agenda que le imponen sus contendientes”. Allí está el verdadero peligro, dice Belotti: “Dejar de hablar para sólo explicar lo que se dice de mí. En esos momentos los que toman decisiones de campaña tienen que decidir muy bien qué explicar y qué no. Para concentrar sus esfuerzos en la agenda que tienen. Y también inyectar ellos sus propios venenos. O sea, pagarles a los demás con la misma moneda”.

“Cada vez es más difícil por parte de los Estados perseguir a quienes viralizan material falso, dudoso o difamatorio. Principalmente porque al difundir material por mensajeros como WhatsApp ya no podemos saber de dónde o de quién proviene el material que recibimos (?) Es un espacio virtual, por lo general alejado de la ley, en donde el marco regulatorio que impera son los términos y condiciones de la plataforma en cuestión”, explicó el experto ante Nuevos Papeles.

Sobre la campaña en curso, dijo: “El oficialismo tiene una campaña y un mensaje y en el Frente de Todos pasa lo contrario. Eso siempre es un problema. Pero también tenemos que pensar que las campañas tan exitosas de Cambiemos en su momento, y ahora Juntos por el Cambio, o del exFrente para la Victoria, tenían un denominador común: estaban gestadas desde el poder (?) Y no me refiero solamente a la capacidad de disponer de recursos económicos o de las ventajas que tiene cualquier oficialismo, me refiero a la centralización en la tomas de las decisiones. Un politólogo argentino especialista en partidos políticos, Gerardo Scherlis, sostiene que en términos de poder real, en Argentina solo existe un partido nacional. El partido del Presidente. Creo que esta idea sirve para entender qué pasa en la organización interna de una campaña”.

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