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El poroteo federal y los cálculos que hacen ambos espacios

En el tramo final de la campaña, los candidatos se han dedicado a recorrer los territorios que les son más adversos

06 agosto de 2019

En casi todos los distritos, los resultados de las primarias son previsibles y tan sólo en algunos pocos hay un escenario competitivo. Por eso, en el tramo final de la campaña, los candidatos le han dedicado mucho tiempo a recorrer los territorios que les son más adversos para intentar acortar las diferencias y moderar allí sus derrotas.

Juntos por el Cambio predomina en la CABA, Mendoza y en el interior de la provincia de Buenos Aires. El predominio del Frente de Todos está tanto en el norte como en el sur del país y en el conurbano bonaerense. La distribución geográfica del voto casi nunca produce sorpresas en Argentina.

De todas maneras, en la región central hay varias incógnitas. Córdoba, que tiene el segundo padrón del país ha sido siempre hostil al kirchnerismo. Daniel Scioli salió tercero en la primera vuelta de 2015 porque fue superado por Sergio Massa y en las legislativas de 2017, la lista kirchnerista obtuvo el 10% de los votos mientras que Cambiemos estuvo en 48%. La clave estará en cómo se distribuirán los votos del oficialismo provincial que va con boleta corta. En las legislativas de 2017, reunió 626.000 sufragios y Juan Schiaretti arrasó en las elecciones de gobernador de mayo pasado. Alberto Fernández, que visitó varias veces Córdoba, cree que su candidatura puede diluir el marcado antikirchnerismo de la provincia y achicar la diferencia.

En Santa Fe, Macri ganó por cuatro puntos en 2015, pero en las legislativas, dos años después, Cambiemos le ganó al peronismo por doce puntos. Ahora Fernández apuesta a que el acompañamiento de Omar Perotti, aunque tibio y condicionado, puede ser un factor decisivo para pelear voto a voto la provincia.

Otro caso es Entre Ríos, una provincia en la que hubo un virtual empate entre Macri y Scioli pero que Cambiemos le ganó al peronismo por 53% a 34% en 2017. También allí, Fernández entiende que el apoyo de un gobernador popular, como Gustavo Bordet, lo puede ayudar.

Otra zona con resultado ajustado puede ser la primera sección electoral de Buenos Aires. Se descuenta el triunfo de Macri en el interior provincial y de Fernández en la tercera, por lo cual, la primera inclinaría la balanza. Precisamente a esa zona María Eugenia Vidal le dedicó buena parte de los últimos días de la campaña.

En la CABA Macri ganará con amplitud y también lo hará en Mendoza y se asegurará el predominio en la región central del país aunque con una diferencia más ajustada que en las últimas elecciones.

El oficialismo sigue una estrategia similar a la de la oposición y apunta a descontar la ventaja que el peronismo le sacó en el norte del país. Tiene a su favor ahora la presencia de Gerardo Morales en Jujuy y alienta la expectativa de que el peronismo, no logre, como en elecciones anteriores, porcentajes cercanos a los dos tercios en provincias como Misiones y Santiago del Estero.

En el sur, Macri tiene las fichas puestas en Neuquén. Allí perdió contra Scioli en 2015 pero ganó las legislativas de 2017, y Vaca Muerta mediante, tiene los mejores indicadores laborales del país. También, en cada distrito, todo pasará por las diferencias.

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