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El oro vuelve a subir con fuerza

No son ahora pocos los que recomiendan invertir en oro como una suerte de refugio de valor, pero también es claro que, como cualquiera otra commodity, su cotización es sumamente volátil y, por eso, hay que tener sumo cuidado respecto de cuando invertir o salir.

Héctor Rubini 05 agosto de 2019

Por Héctor Rubini Instituto de Investigación en Ciencias Económicas de la USAL

El atractivo de invertir en oro sigue vigente, más allá de la competencia de Bitcoin como promesa de futura reserva de valor y las recurrentes dudas sobre si no llegará en algún momento a su fin su atractivo como activo financiero. La demanda, más bien que la oferta ha estado detrás de la firmeza de sus cotizaciones en los últimos diecisiete años. El precio promedio de la onza troy pasó de poco más de U$S 300 por onza troy (31,103 g.) a más de U$S 1.000 en 2008. La demanda por parte de inversores y bancos centrales se vio favorecida por las bajas de tasas de interés de la Fed, revertidas luego cuando Bernanke sucedió a Greenspan.

La demanda de commodities se mantuvo firme aun después de los ataques militares de Estados Unidos a Afganistán e Irak.

El oro tiene una larga tradición como refugio de valor “seguro” o casi, a pesar de que la volatilidad de sus precios futuros y spot no difiere sustancialmente de la de otras commodities. Sin embargo, los cambios en sus tendencias suelen ser síntomas tanto de cambios observados en los fundamentos macroeconómicos de oferta y demanda, como de cambios en las expectativas del mercado.

Luego de caer la onza troy a U$S 692,5 en octubre de 2008, inició un sendero alcista, superando los U$S 1.000 a mediados de septiembre de 2009, para alcanzar al pico de U$S 1.896,5 en septiembre de 2011. Posteriormente siguió un sendero a la baja hasta poco más de U$S 1.060 en diciembre de 2015. Desde entonces ha oscilado en una banda entre U$S 1.130 y U$S 1.330 hasta fin de mayo de este año en que la onza troy cerró en el mercado de Londres a U$S 1.276,45. Desde entonces el precio del oro ha mostrado un sendero con subas más firmes. Al 24 de junio ya cotizaba a más de U$S 1.400, llegando desde la segunda quincena de julio a de U$S 1.420.

La visión de los operadores de los mercados era relativamente expectante. La recuperación de la demanda por parte de los fondos de inversión en la post crisis financiera se fue debilitando, pero esa debilidad fue más que compensada por las fuertes compras de oro de varios bancos centrales en los últimos tres años. La firmeza del dólar y la relativa previsibilidad de las políticas monetarias, aun con perspectivas de desaceleración futura da la economía mundial, contribuían a mantener relativamente acotada la cotización del oro y de otros metales. Esa confianza en un escenario relativamente estable parece haberse ido debilitando en los últimos meses. En particular a partir de junio comenzó a tornarse más visible el giro de los principales bancos centrales del mundo a políticas más laxas como contrapeso a una desaceleración de la economía mundial.

Frente a esto, la mayor demanda de oro y una tendencia a precios más firmes parecería asomar como un fenómeno permanente, más bien que transitorio. El escenario financiero global asiste a una Reserva Federal que baja tasas de interés y sujeta a visibles presiones políticas para más reducciones y “colocarla” en cero, un Banco Central Europeo con tasas de interés hacia valores negativos y al filo de iniciar una nueva fase de “quantitative easing”, y un Banco de Japón que ha manifestado su voluntad de optar por mayor expansión monetaria ante nuevos signos de debilidad de la actividad económica. A esto se suma un recrudecimiento de la guerra comercial entre EE.UU. y China que forzará a este país, más tarde o más temprano, a una política inflacionista que conducirá, en algún momento, a subas de tasas de interés en ese país que restarán atractivo en los bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Una economía mundial en desaceleración con menor demanda de activos de bajo riesgo como los Bonos del Tesoro, anticipa precios futuros a la baja y rendimientos a la suba, per con una Fed que baja tasas de corto plazo, y la Casa Blanca presionando para bajas agresivas, es claro que se está frente a un escenario más inestable que lo que se esperaba pocas semanas atrás. No quedan dudas de que Trump no aflojará en su puja contra China, ni otros países en materia comercial ni militar. Pero no es claro qué hará la Reserva Federal en las próximas reuniones hasta fin de año.

La combinación de una política monetaria más expansiva de la Fed con bajos rendimientos nominales de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos ha sido leído como un mix que va a revertir la firmeza que ha mostrado recientemente el dólar frente a otras monedas. La dinámica futura difícilmente muestre menos volatilidad, y este es en buena medida el argumento de quienes justifican recomendar cambios de cartera asignando mayor peso al oro para las próximas semanas.

Ciertamente el ajuste va a ser volátil y no es fácil predecir con precisión el sendero que seguirá el mercado de oro. Pero algo es claro: los economistas y traders de este mercado parecieran percibir una mayor demanda de tipo precautorio, impulsada por factores y procesos de final incierto: a) políticas monetarias expansivas desde la crisis de 2008 que han sostenido y beneficiado a los bancos involucrados en esa crisis, pero no a los sectores afectados por la misma, favoreciendo en varios países la emergencia de gobiernos populistas y globalifóbicos, b) la mayor emisión de dinero contra la “inflación” de activos en los balances de los bancos centrales con deuda pública y activos privados es percibido como signo de que las nuevas expansiones tendrían como contracara nuevos síntomas de fragilidad de varios sistemas financieros, c) la combinación de bajos rendimientos de los bonos de gobiernos “investment grade” e incertidumbre sobre el futuro de las relaciones entre EE.UU. y China y de la cotización del dólar.

Bajo estas condiciones, no son ahora pocos los que recomiendan invertir en oro como una suerte de refugio de valor, pero también es claro que como cualquier otro commodity, su cotización es sumamente volátil. Por eso, hay que tener sumo cuidado respecto de cuándo invertir o salir de posiciones en certificados de depósito, futuros u opciones de oro.

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Luego de Christine, Kristalina

Los gobiernos de la Unión Europea eligieron a fines de la semana pasada a la búlgara Kristalina Georgieva como la candidata del bloque para dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI). En otras palabras, quedó muy cerca de convertirse en la sucesora de Christine Lagarde. La presidenta ejecutiva del Banco Mundial (65 años) obtuvo el respaldo de la mayoría de los 28 estados de la UE, derrotando al candidato holandés Jeroen Dijsselbloem, consignó Reuters, después de largas negociaciones. “Felicitaciones a Georgieva por ser seleccionada como candidata europea para dirigir el FMI. Ante las crecientes tensiones mundiales, es imperativo defender al FMI como símbolo del multilateralismo”, dijo el presidente de los ministros de Finanzas de la zona euro, Mario Centeno. “Georgieva es una política de centroderecha que creció en la Bulgaria comunista antes de labrarse una carrera que la llevó a la cima del Banco Mundial y la Comisión Europea”, señaló Reuters.

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