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¿El dólar está caro o barato?

No estamos en épocas de dólar barato (como durante la convertibilidad), pero seguramente tampoco está caro. Probablemente no está ni siquiera en un nivel capaz de equilibrar el balance de pagos en una economía estabilizada en cuanto a nivel de actividad y tasa de interés real.

01 agosto de 2019

Por Francisco Eggers 

El tipo de cambio “traduce” los precios internos a valores internacionales, y los precios internacionales a pesos. Un tipo de cambio relativamente bajo hace que los ingresos en pesos tengan mayor capacidad adquisitiva de productos importados y de bienes locales que se exportan, lo que brinda mayor bienestar económico a gran parte de la población, al menos a corto plazo. Pero desestimula las exportaciones (o sea, los ingresos de dólares) y estimula las importaciones (las salidas), con lo cual las divisas tenderán a escasear, y su valor a subir. Temporariamente puede mantenerse artificialmente bajo, mientras el país se endeuda o disminuye sus reservas internacionales. Pero eso hace que, cuando suba, lo haga con más fuerza.

¿Cómo saber si un tipo de cambio es bajo? Un indicio es la cuenta corriente del balance de pagos, algo así como las utilidades en un balance: cuando el signo es positivo estamos “ganando” divisas (por exportaciones, por rendimiento de activos extranjeros en poder de residentes en nuestro país o por remesas que se reciben de argentinos que están en el exterior). Si es negativo, estamos “perdiendo” divisas.

Y ahora, ¿cómo está el dólar? En el mes de julio se ubicó, en promedio, 7% por abajo del promedio de los últimos 22 años.

Hay muchas variables que influyen en el signo y magnitud de este saldo: los precios internacionales, la presión tributaria ?en particular, la que afecta a los bienes comercializables internacionalmente?, la calidad de la infraestructura y servicios públicos, el nivel de actividad económica ?que afecta la demanda de importaciones?, el peso de los servicios de la deuda externa, y otros. Una de esas variables ?sin duda, significativa? es el tipo de cambio que relaciona el valor de nuestra moneda con las monedas de los países con los que comerciamos, teniendo en cuenta su valor real, es decir, la evolución de los precios internos e internacionales. Dada su importancia, el BCRA publica diariamente un índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM), con datos desde enero de 1997 hasta la actualidad.

Si comparamos el TCRM con el saldo de la cuenta corriente del balance de pagos, vemos que al menos desde 1997, en todos los años en que el TCRM estuvo por debajo del promedio histórico, hubo déficit de cuenta corriente. Y en casi todos los años en que estuvo por encima, hubo superávit. Las únicas excepciones fueron los años 2010 y 2011, cuando el TCRM fue superior al promedio 1997-2019, y a pesar de eso hubo déficit externo en la Cuenta Corriente, debido a las utilidades obtenidas por empresas extranjeras (el saldo comercial fue fuertemente positivo en ambos años).

Y ahora, ¿cómo está el dólar? En el mes de julio se ubicó, en promedio, 7% menos del promedio de los últimos veintidos años. Pero además, la mayor parte de las exportaciones paga “Retenciones” que disminuyen el tipo de cambio efectivo; para gran parte de las exportaciones industriales, a las que se les retiene tres pesos por dólar, el tipo de cambio efectivo es 13-14% inferior al promedio 1997-2019. No estamos en épocas de dólar barato (como en la Convertibilidad), pero seguramente tampoco está caro. Probablemente no está siquiera en un nivel capaz de equilibrar el balance de pagos en una economía estabilizada en cuanto a nivel de actividad y tasa de interés real.

Está claro que el saldo externo mejoró respecto a 2017, pero no parece que haya equilibrio, teniendo en cuenta que en el primer trimestre de 2019 (último dato publicado) siguió habiendo déficit de cuenta corriente, a pesar de que las importaciones se contrajeron 28% anual debido a la recesión. Además, continúa habiendo una salida de capitales muy importante, que suma a las necesidades de dólares. Probablemente parte de esa salida se relaciona con la incertidumbre política; pero no toda. En parte se explica también por la tendencia de los argentinos a guardar los ahorros en dólares, y en parte por la sensación de que el tipo de cambio todavía tiene recorrido alcista por delante. No es algo que los consumidores argentinos deseamos, por lo que implica en términos de pérdida de bienestar a corto plazo; pero es algo inevitable, porque desde el exterior no van a financiar nuestro déficit toda la vida. Ahora el FMI lo está haciendo, para tratar de influir en el resultado de las elecciones presidenciales de este año; pero en pocos meses lo dejará de hacerlo, y de no poder recurrir a usar reservas internacionales, Argentina dejará de tener déficit externo, porque no tendrá la posibilidad de financiarlo. ¿Cómo se logrará? En el corto plazo, la solución de mercado es el aumento del tipo de cambio.

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