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Cerrarse no es una opción

El gobierno de Brasil ha dejado en claro su objetivo de una mayor apertura económica y está dispuesto a avanzar en esa dirección aun si los socios del Mercosur no lo acompañaran.

28 agosto de 2019

Por Romina Gayá Economista independiente e investigadora asociada del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la Universidad del Salvador (USAL)

Luego de que se conociera el resultado de las elecciones primarias en Argentina, el presidente de Brasil Jair Bolsonaro y su ministro de economía, Paulo Guedes, afirmaron que Brasil podría abandonar el Mercosur si un eventual nuevo gobierno del socio decidiese cerrar la economía.Hoy Brasil es destino del 18% de las ventas externas argentinas de bienes y absorbe más de 37% de las manufacturas de origen industrial, lo que revela una relación comercial estratégica para la economía argentina.

La necesidad de modernización del Mercosur es compartida por los cuatro socios del bloque. Los resultados del proceso de integración han estado por debajo de las expectativas iniciales: persisten barreras al comercio intrazona y la unión aduanera con múltiples perforaciones no es funcional al desarrollo productivo y dificulta concretar acuerdos con terceros países.

Hasta el momento, el Mercosur ha negociado juntamente con el resto del mundo. Luego de años de estancamientode la agenda externa, hubo dos avances significativos: a fines de junio se firmó el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) y el viernes 23 de agosto concluyó la negociación con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés). Estos acuerdos abren oportunidades para exportar bienes y servicios a dos mercados que conjuntamente representan 17% de la economía mundial y 7% de la población, con un PIB per capita de US$ 39.000.

Si el resultado de las elecciones no cambiara respecto de las PASO, y el próximo gobierno argentino optara por no implementar estos acuerdos, es muy probable que Brasil persiga la entrada en vigor de manera bilateral con los socios europeos. Aunque es compleja desde el punto de vista jurídico, esta posibilidad plantearía un escenario desfavorable para las exportaciones argentinas. Por un lado, no se concretarían las mejoras de acceso al mercado europeo y los productos argentinos competirían en condiciones desventajosas frente a los proveedores de otros países ?incluidos los otros miembros del Mercosur?. Por otro lado, la apertura del mercado brasileño a la competencia europea erosionaría la preferencia que hoy tienen las exportaciones argentinas, afectando especialmente a las del sector automotor y otros rubros manufactureros.

Brasil ha dejado en claro su objetivo de una mayor apertura y está dispuesto a avanzar aun si los socios del Mercosur no lo acompañaran. Una Argentina más cerrada al mundo motivaría al gobierno de Bolsonaro a promover la transformación del bloque en una zona de libre comercio, lo cual le permitiría definir unilateralmente su política comercial frente a terceros, incluyendo el nivel de aranceles y la negociación con otros socios comerciales. Ello conduciría a un mayor aislamiento para nuestro país.

Argentina representa apenas 0,67% del PIB global (la mitad que en 1980) y tiene solo 0,58% de la población. Más allá de los matices en cuanto a la orientación de la política económica, es hora de tomar conciencia de que nuestra economía es demasiado pequeña como para pretender vivir del mercado interno. El próximo gobierno deberá mejorar la inserción internacional argentina, tomando como base los avances realizados en años recientes.

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