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Las primarias, según pasan los años

Ya rigieron en cuatro elecciones nacionales y 12 provincias las adoptaron para dirimir las candidaturas locales

23 julio de 2019

El sistema de primarias ha recibido distintos cuestionamientos y es probable que se intensifiquen al término del actual ciclo electoral dado que no ha habido competencia para dirimir las candidaturas presidenciales. Se trata de un retroceso frente a las tres primarias competitivas que hubo en 2015. De todas maneras, cada proceso electoral tiene sus características y los números varían en función de las condiciones políticas.

Las PASO ya rigieron en cuatro elecciones nacionales y doce provincias las adoptaron para dirimir las candidaturas locales, pero como señalan María Page y Pedro Antenucci en el Observatorio Electoral Argentino de Cippec, las organizaciones han preferido evitar la competencia presentando listas únicas. A su vez, como los alineamientos son más fáciles de conseguir para los oficialismos, la competencia ha sido más habitual en las fuerzas de la oposición. Además, al alineamiento oficial, se sumó en esta oportunidad el del campo opositor dado que Cristina Kirchner ejerce un liderazgo incuestionable. Tampoco ayudó a la realización de primarias competitivas que las alianzas se definieron a último momento.

En el caso de las primarias para cargos legislativos, las listas de diputados con competencia fueron el 11% en 2011, en 2013 el 28%, en 2015 el 19%, en 2017 el 21% y según datos preliminares del Cippec podrán alcanzar ahora al 22% de las agrupaciones que presentan candidatos.

En 2019 también se reducirá la oferta electoral porque la necesaria depuración de minipartidos sigue avanzando. La de 2015 fue la elección con menos fórmulas presidenciales desde 1983 y este año puede ser aún menor. Lo mismo ocurre con las listas de diputados nacionales, hace cuatro años se anotaron 223 y ahora 158.

En defensa de las primarias, los investigadores del Cippec también destacan que sirven para darles a los votantes pautas para la elección general y a los candidatos les permiten ajustar sus estrategias. Y en sentido, destacan que en 2017 en siete provincias, entre ellas Buenos Aires, se revirtieron en las generales, los resultados de las primarias. De todas maneras, en algunos casos no sólo hay que tener en cuenta el número de votos que obtuvo cada candidato sino la lectura que se hace de los resultados. Un candidato puede ganar, pero si por ejemplo, lo hace por una diferencia menor a la esperada, queda debilitado para la general. Es lo que les pasó a Daniel Scioli en 2015 y a Cristina Kirchner en 2017.

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