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Justicia de cara a la sociedad

Cuando asumimos, la ciudadanía reclamaba una Justicia eficiente y con más resultados.

01 julio de 2019

Por Germán Garavano Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación

Cuando llegamos al Gobierno, las estadísticas indicaban que solo uno de cada 100 delitos tenía condena efectiva. Menos de uno en 100. Y la ciudadanía reclamaba, enérgica, una Justicia más eficiente y que las causas no duerman en cajones por años. Demandaba resultados.

Desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y a través del programa Justicia 2020, iniciamos un arduo trabajo para revertir esta situación: promovimos leyes y políticas públicas que brindan a jueces y mejores herramientas para juzgar y sancionar a los delincuentes.

En ese marco, logramos la aprobación de un nuevo Código Procesal Penal Federal que desde el 10 de junio ya está vigente en Salta y Jujuy y apunta a acelerar las causas que, en temas de corrupción por ejemplo, demoran aproximadamente 14 años. Progresivamente se irán sumando las demás provincias a la instrumentación.

Se basa en un modelo de justicia oral, con procedimientos más rápidos, sencillos y transparentes.

Con el nuevo Código se pasa a un sistema acusatorio donde se reparten los roles, el fiscal pasa a dirigir la investigación y el juez es quien controla las garantías, logrando una división de tareas que aporta imparcialidad en la decisión y objetividad en la investigación.

En consonancia con la ley de Derechos y Garantías de las Personas Víctimas de Delitos que recientemente cumplió dos años de sancionada, el Código impone un cambio de paradigma dentro del proceso penal: le da a la víctima un lugar central y una participación activa. Esta, que antes era tomada como un objeto, ahora podrá pedir medidas de prueba y ser escuchada, y a su vez, los jueces y fiscales deberán notificarla de las decisiones.

Las audiencias son orales y públicas. Entre otras ventajas, la oralidad tiene un lenguaje sencillo y permite investigaciones eficaces para el juzgamiento de los delitos. Se puede presentar el caso, llegar a un acuerdo en un juicio abreviado y pactar allí mismo la condena. De este modo, la causa se resuelve a escasos días de haberse producido el delito.

Este nuevo sistema plantea además la gestión electrónica y la incorporación de tecnología. Se deja de lado el papel y cada parte formará su legajo digital del caso. Por otra parte, al Código, se le dio un carácter federal para dotar a la Justicia de herramientas para la investigación eficaz de delitos graves como el narcotráfico, la trata de personas y el terrorismo. Y se incorporaron al texto leyes especiales como las de Flagrancia, la de Juicio Unipersonal, la del Arrepentido, de Técnicas Especiales de Investigación, de Responsabilidad Penal Empresaria y de Ejecución de la Pena, todas ellas sancionadas por el Congreso Nacional en los últimos años.

Con este nuevo Código, no solo saldamos una deuda histórica con nuestra Constitución de 1853 que planteaba un modelo acusatorio con audiencias orales y juicios por jurados, sino que estamos dando respuestas concretas para una administración de justicia de cara a la sociedad, confiable, eficiente y rápida.

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