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Gestos geopolíticos con la campaña en marcha

05 julio de 2019

Por Néstor Leone

“Se nos acaba de abrir una oportunidad histórica para los argentinos con este acuerdo Mercosur-Unión Europea. Tenemos que prepararnos para salir del aislamiento. Ahora esperamos ir a Canadá antes de fin de año. Y el año que viene en la agenda vamos a tener a Corea (del Sur)”, señaló ayer el presidente Mauricio Macri, en el cierre del acto de la Confederación de la Mediana Empresa (CAME) por el día de las pyme. Y agregó: “El canciller (Jorge Faurie) me dijo que estamos hablando con Brasil para tener un acuerdo de librecomercio con Estados Unidos. Al mundo le interesa relacionarse con nosotros”.

Mientras el Presidente hacía estas declaraciones, su principal competidor en las elecciones de este año, Alberto Fernández, se encontraba en Curitiba, estado de Paraná, Brasil, para visitar a Luiz Fernando Lula Da Silva, detenido desde abril del año pasado en la cárcel de la ciudad por orden del entonces juez Sergio Moro, actual ministro de Justicia de Jair Bolsonaro, el presidente del país vecino. Fernández llegó acompañado de Celso Amorin, excanciller del líder del PT y dos veces presidente. “Lo que busco es llamar la atención sobre la injusta situación de Lula. Y también sobre la violencia contra el Estado de Derecho en Brasil”, dijo el precandidato del Frente Juntos, minutos antes de ingresar al penal.

Dos declaraciones, dos gestos políticos y dos miradas sobre la política de la región, en el inicio de la campaña electoral. La Casa Rosada busca sacar provecho político del acuerdo reciente intentando neutralizar las críticas de la oposición y el temor de segmentos del empresariado (los más vinculados a la producción para el mercado interno, en especial) sobre las consecuencias posibles de ese tratado de librecomercio. En ese sentido, dobla la apuesta. En consonancia con la administración de Bolsonaro, con la cual Macri tiene afinidad personal y una mirada parecida respecto del lugar que deberían ocupar sus países en el mundo.

El gesto de Fernández y su visita a Lula también tienen su peso. En momentos en que se ubica a su figura como parte de la moderación del espacio encabezado por Cristina Kirchner y a su candidatura como una apuesta “centrista”, el dirigente parece dejar en claro que un gobierno suyo intentará reconstruir la unidad de la región como bloque diferenciado y que apostará por los espacios progresistas en sus búsquedas por volver al poder. Como prioridad. Fernández fue crítico del acuerdo Mercosur-Unión Europea, tal como lo concibió y lo presentó el gobierno de Macri, y se manifestó contrario a un vínculo similar con Estados Unidos.

El precandidato era jefe de Gabinete en 2004, cuando la región le dijo “No al ALCA” en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, un hecho que modificó la geopolítica de la región y la correlación de fuerzas entre países. George Bush presidía Estados Unidos, el país impulsor del acuerdo de libre comercio, bastante abocado todavía a lo que sucedía en Medio Oriente. Néstor Kirchner era el mandatario argentino. Y Lula, el de Brasil.

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