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El debate en redes sociales sobre el librecomercio

02 julio de 2019

Por Pablo Mira Docente e Investigador de la UBA

Difícil no hacer referencia en estos días a la firma del acuerdo Mercosur-Unión Europea, y difícil no repetir lo que se ha dicho. Para evitar repeticiones, quisiera aportar a partir de lo que se viene discutiendo en estos días sobre este tema en las redes sociales. Si bien los tonos utilizados no siempre son académicos, me he cruzado con comentarios interesantes que vale la pena resumir para el lector interesado en los argumentos conceptuales ligados a los beneficios y costos del libre comercio.

El tema que dominó el espacio de discusión fue que no había suficiente información acerca de la naturaleza y los detalles del Acuerdo, y mucho menos sobre sus impactos esperados. Ante esta incertidumbre, están quienes aprueban igual la medida en tanto tiende al comercio libre y éste provee beneficios para el crecimiento, y los que consideran que es importante entender los efectos de la configuración específica del Acuerdo sobre los distintos sectores y actores involucrados.

En una encuesta a 40 economistas conocidos se preguntó si consideraban que el libre comercio mejoraba la eficiencia productiva y ofrecía a los consumidores mejores opciones, y si eso en el largo plazo sopesaba los posibles efectos negativos sobre el empleo.¿Qué dijeron?

La postura librecambista afirma que existe un enorme consenso en la profesión sobre sus beneficios. En una encuesta a alrededor de cuarenta economistas conocidos (la mayoría de Estados Unidos) se preguntó si consideraban que el libre comercio mejoraba la eficiencia productiva y ofrecía a los consumidores mejores opciones, y si eso en el largo plazo sopesaba los posibles efectos negativos sobre el empleo.

Ninguno de estos economistas estuvo en desacuerdo, y solo el 5% indicó que los efectos netos le parecían inciertos. El 95% restante acordó con énfasis. Si bien el argumento ad populum constituye una conocida falacia, la respuesta uniforme de tantos profesionales parece contundente. Además, los defensores del acuerdo citan varios trabajos en los cuales se muestra empíricamente la relación virtuosa entre librecomercio y desarrollo, incluso algunos muy recientes realizados con técnicas modernas de menor falibilidad. Estos artículos tienden a encontrar que el comercio es positivo, o a lo sumo no negativo.

Los críticos, por su parte, se concentran más en discutir los aspectos distributivos y estructurales de estas políticas. Respecto de la cuestión distributiva, un famoso teorema (neoclásico) explica que la apertura comercial produce ganancias en promedio, pero que no todos se benefician. Existen ganadores y perdedores, aunque en el agregado sí hay una mejora (técnicamente, la mejora no es “paretiana”). Estos efectos no deben ser minimizados, Donald Trump ganó en buena medida gracias a los votos de los “desplazados” por la avalancha de productos chinos. Esto ocurre porque en la práctica las compensaciones correspondientes nunca terminan por producirse. Hay casos en los que un sistema federal puede subsanar esta desigualdad entre provincias perjudicadas y beneficiadas. Pero cuando esta alternativa no está disponible por razones presupuestarias, pueden producirse asimetrías enormes, como cuando se comparan Córdoba y Formosa y los impactos del libre comercio sobre ellos.

Otra asimetría que se produce cuando se libera el comercio es que los consumidores ganan más directa y rápidamente que los productores y el empleo. La apertura baja los precios de los bienes durables inmediatamente y los consumidores compran más barato. Pero las reconversiones productivas que necesita la industria sometida a la competencia es mucho más difícil de sobrellevar. No se puede cambiar de rubro de un día para el otro. Así, los que compran bienes durables enseguida ven los beneficios, pero los que trabajan produciendo localmente esos bienes deben pasar por una transición difícil.

Si los acuerdos de liberalización se producen con el objetivo de que todos ganemos (una mejora verdaderamente paretiana), entonces estas políticas deberían venir contenidas en un paquete más amplio que analice los impactos sectoriales, que provea herramientas para ayudar a las reconversiones productivas y de empleo, y que establezca las compensaciones transitorias necesarias. En ausencia de estos elementos, es entendible que muchos se permitan dudar.

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