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¿El beso del Príncipe UE a la bella durmiente Mercosur?

02 julio de 2019

Por Martina Lourdes Rojo (*)

El viernes recibimos la noticia de la obtención del consenso político para el acuerdo UE-Mercosur. Sabemos que la etapa de ratificación parlamentaria no será fácil, pero el acuerdo está, y lo celebramos. ¿Por qué celebrarlo?

Porque el multilateralismo es la vía más legítima para intentar paliar los efectos negativos de la globalización en las sociedades, especialmente en los países en desarrollo. El bilateralismo fue la forma usada por la Humanidad desde tiempos inmemoriales para afrontar las cuestiones internacionales, tanto de comercio, como de política monetaria, inversiones, fronteras. Todo. El bilateralismo representó el “sálvese quien pueda” y la imposición de la voluntad de los países fuertes frente a los más débiles, sea por vía diplomática o por la fuerza militar.

El sistema de gobernanza mundial basado en el multilateralismo y en la cooperación regional fue ideado justamente para modificar esa dinámica. Los organismos internacionales y regionales fueron creados para servir de “mesas” en las cuales las naciones puedan sentarse a discutir. No somos ingenuos. Sabemos que alrededor de la mesa hay sillas, sillones y banquetas. Pero al menos la “mesa” es la misma para todos.

Las negociaciones comerciales son parte de esa misma realidad. Escuchamos este fin de semana voces que alegaban que los europeos son poderosos y nos van a “fagocitar”. Claro, que la UE es poderosa, vaya novedad. Lo que proponemos es dejar lo ideológico y analizar lo concreto.

El acuerdo UE-Mercosur nos brinda a los miembros del Mercosur “oportunidades”. “Oportunidades” de mayor actividad comercial e inversiones. Solemos quejarnos de que las puertas se nos cierran, de que no tenemos cómo ingresar a los mercados más dinámicos.  Si el acuerdo es ratificado por las instancias parlamentarias respectivas, lo que sabemos no será fácil, ya no podremos lamernos las heridas con esas excusas. Nos abren la puerta, tendremos que salir a jugar, como me cantaba mi abuelita en la vieja ronda infantil.

Pero, incluso antes de “salir al patio”, ¿por qué no miramos puertas adentro?

Existe un número de importantes regulaciones Mercosur que no han entrado en vigor por falta de ratificación de los miembros. Las explicaciones a dicha falta de ratificación se orientaban al adormecimiento del Mercosur. A su “lenta agonía”, decían algunos.

El acuerdo se nos presenta como el beso del príncipe a la bella durmiente. Si el Mercosur no está muerto y así lo reconoce, nada más y nada menos, que la UE celebrando un acuerdo, ¿por qué no aprovechamos ese “despertador” para insistir en que nuestros gobiernos saquen de los cajones los valiosos instrumentos jurídicos elaborados por los sectores técnicos del Mercosur que nos pueden traer beneficios inmediatos?

Un ejemplo concreto de esos instrumentos son los elaborados en el seno del Comité Técnico Nº7 de Defensa del Consumidor, con grandes esfuerzos de consenso, los cuales traerían beneficios concretos a todos los habitantes y podrían servir para mostrar a la ciudadanía que la integración regional le “sirve a la gente”.

La dimensión internacional de la protección de los consumidores fue entrando poco a poco en la agenda de la gobernanza global. Así, desde 2016 funciona en el ámbito de la UNCTAD de la ONU un grupo de trabajo en temas de protección del consumidor y en 2017 y 2018 se desarrollaron dos cumbres del G20 sobre el tema. La normativa de la UE ha evolucionado de tal forma que los consumidores europeos se mueven a nivel regional con reglas claras y garantías jurídicas a sus derechos. Los países miembros del  Mercosur poseemos legislación protectoria de los derechos de los consumidores, incluso a nivel constitucional, pero las transacciones transfronterizas de consumo no poseen aun reglas comunes o compatibilizadas vigentes. Todos somos consumidores, empecemos por casa y protejamos nuestros derechos.

No perdamos el tiempo pintando panoramas apocalípticos, hablando de la UE como un “monstruo” caníbal mítico de varias cabezas. Aprovechamos este “despertar” del Mercosur para avanzar en las cuestiones de compatibilización jurídica que tenemos aun pendientes con nuestros propios socios.

 

 (*) Profesora Titular de Derecho Económico Internacional de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad del Salvador

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