Por Néstor Leone
Junio trae dos momentos clave para el calendario electoral. Ordenadores del tablero, puntos de largada informales de la campaña presidencial. El miércoles 12 es la fecha límite para inscribir las alianzas electorales. Definirán los contornos de los distintos espacios y las confluencias alcanzadas para ampliar la propuesta propia o neutralizar la de los rivales. Posiblemente, también, defina cuales de estos frentes dirimirán sus diferencias en las PASO y cuales (lo más probable) podrán mostrar sus acuerdos para que esas primarias sean algo más que una gran encuesta. Aunque nada esté dicho hasta el sábado 22, plazo límite para se oficialicen las listas de precandidatos.
En las negociaciones hacia esas fechas y en los juegos tácticos de unos y otros quedará configurada la oferta electoral y, con ella, alguna idea provisoria de los ejes de debates posibles, algunas conjeturas respecto del potencial de cada fuerza para avanzar sobre los indecisos y alguna sospecha sobre el movimiento del voto entre esas PASO, las generales y el eventual balotaje. Lo que parece cierto hasta aquí es que la polarización entre Cambiemos y Unidad Ciudadana-PJ, que resulta dominante, tenderá a consolidarse, con posibilidades ciertas de convertirse en omnipresente. Sobre todo, si el tercer espacio en gestación no termina de configurarse como alternativa.
¿Será polarizada la oferta, entonces? ¿O esa polarización pronosticada se dará en los hechos, de una instancia a otra, más allá de la ingeniería electoral o de la oferta prevista? ¿Podrá revertirse esa polarización dominante? ¿En qué escenario?
Oferta polarizada Se daría en el caso de que en que Alternativa Federal y Consenso19 (o ambos a la vez) desistan de presentar candidatos por no contar con los avales políticos necesarios entre líderes territoriales. La decisión que tome Sergio Massa, finalmente, será importante en ese sentido. Era uno de los precandidatos a presidente de los federales y hoy negocia su inclusión dentro del frente panperonista. Lo mismo, lo que suceda con Roberto Lavagna, que esperaba convertirse en el candidato de unidad del sector y que hoy busca mantener en pie sus pretensiones, mucho más aislado y sin mover el amperímetro de las encuestas. Si quien no presentase propuesta de peso fuese Alternativa Federal, el eje Unidad Ciudadana-PJ sería el más beneficiado. Si el que queda en el camino es Lavagna será el Gobierno el que respire más aliviado.
Polarización de hecho Es el riego que corre el tercer espacio en el camino de las PASO de agosto a las generales de octubre. Se daría en el caso en que Alternativa Federal y Consenso19 inscriban sus listas por separado, reproduciendo la fragmentación previa, y cercados por los intentos de ampliación de sus espacios por parte tanto de Cambiemos como de Unidad Ciudadana-PJ. Pero también podría darse por más que presente una oferta bien estructurada territorialmente, con candidatos que recuperen parte de la visibilidad perdida y con un porcentaje de votos aceptable. Sobre todo, si una de las dos fuerzas dominantes muestra posibilidades concretas de ganar en primera vuelta.
Polarización decreciente Es la esperanza, bastante cuesta arriba, de ese tercer espacio. Y tiene en el desempeño de Massa en las presidenciales de 2015 como estímulo y antecedente. Los dirigentes tanto de Alternativa Federal como de Consenso19 sostienen que existe una porción importante del electorado que resiste a votar a Cambiemos y a los Fernández. Por más que ninguno de sus precandidatos termine, no ya de enamorar a esos segmentos, sino de interpelarlos. Que la necesidad de romper la “grieta” se convierta en discurso dominante es la llave para ganar terreno. Lavagna pensaba en estos términos hasta no hace tanto, cuando pretendía “colarse” en el balotaje a costa del derrumbe de Cambiemos como opción electoral. Hoy parece lejos de lograrlo.
