El ex banquero y empresario de medios de comunicación, Raúl Moneta, falleció ayer por la noche a los 74 años y tras una larga enfermedad que lo obligó a tomar distancia de sus negocios y de la escena pública.
Hijo de una familia de escribanos, Moneta había estudiado de pupilo en el exclusivo y tradicional colegio inglés Saint George de Quilmes, donde conoció a Richard Handley con el que después se asociaría en el CEI, el fondo de inversión fundado por unos ex Citibankers que protagonizaría uno de los mayores raids de compras de empresas en los '90.
En esa década fue un apellido clave para entender la dinámica empresaria durante el menemismo. En 1992 compró el 50% de Citicorp Equity Investment (CEI), el grupo empresario que ya controlaba Telefónica. Vendió sus acciones en 1999.
La empresa de Moneta junto con distintos socios como el grupo Telefónica, el grupo Vila-Manzano o el fondo de inversión texano HMT&F, tuvo una participación directa o indirecta en Telefé, Canal 9, el grupo América, Telefónica de Argentina, Editorial Atlántida y Cablevisión.
También en esos años comenzó a trazar un vínculo fuerte con figuras del sector político, donde sobresale el radical Enrique “Coti” Nosiglia y José Luis Manzano, funcionario del gobierno de Carlos Menem. En 1996, esa red de contactos le permitió a Moneta acceder a un crédito subsidiado de US$ 10 millones y a la adjudicación de los bancos provinciales a privatizar, el Banco de Mendoza y el de Previsión.
Nació en Buenos Aires pero su verdadero centro de operaciones fue Mendoza. Casado con la mendocina Claudia Arroyo Benegas, instaló las fiestas populares en los veranos mendocinos de mediados de los ´90, que tuvieron como escenario la Feriagro Luján, el Parque Cívico y también el Estado Malvinas, donde sobresalía el espectáculo de sus caballos criollos (otra de sus pasiones).
En Mendoza estuvo detrás de la revista sensacionalista El Guardián, que no dudaba en descalificar de la peor manera a todo aquel que cuestionaban sus negocios.
Tras el cierre del banco mendocino, Moneta comenzó a desprenderse de sus empresas y bajó su perfil. Recuperó protagonismo con el kirchnerismo asociándose a jugadores clave en el reparto de pauta oficial como el empresario hoy radicado en EE.UU., Matías Garfunkel, con quien armó una sociedad en 2010, compró 8 radios que entonces pertenecía al grupo mexicano CIE, entre ellas, Rock & Pop, Metro y Blue.
Recientemente trascendió fue el intento de compra de los medios C5N y Radio 10 a su amigo personal Cristóbal López preso en Marcos Paz, pero la operación no prosperó.
Los últimos tiempos además de su derrotero en la salud debió enfrentar denuncias en la Justicia. En 2011 fue procesado por extorsionar a accionistas de Cablevisión. Lo acusaron de obstaculizar la reestructuración de la deuda de la empresa y apoderarse de parte del paquete accionario.
Además, fue investigado como uno de los presuntos aportantes en la compra de la imprenta ex Ciccone, en la misma causa por la que está preso el ex vicepresidente Amado Boudou. En 2014, su empresa Mayer Business Corp reclamó el dinero que aportó a The Old Fund (compañía de Alejandro Vandenbroele), que adquirió así la imprenta luego estatizada.
Su participación mediática se redujo a acciones en la radio Metro 95.1 y algunos productos digitales como Bacanal, Pulso Urbano y El Federal, que después fueron transferidos a sus hijos.
Trascendidos hablaban de que el ex banquero presentaba trastornos neurológicos que, sumados a un virus que afectaba su médula ósea, lo alejaron de la escena y también de asistir a cualquier juicio en su contra.
