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¿Desde dónde sale un intendente del conurbano?

Para llegar a ser intendente del conurbano hay que tener una amplia trayectoria, conocer el territorio y un buen padrino. O nada de eso. Un repaso por el lugar en el que se encontraban antes de ser electos puede ayudarnos a explicar, además, el éxito o fracaso de sus gestiones.

03 mayo de 2019

Por Fabián Rodríguez 

Antes de ganar las elecciones en octubre de 1983 para convertirse en intendente de La Matanza, Federico Russo cumplía funciones en el sector de mayordomía de la Municipalidad, precisamente como cafetero del edificio municipal. Había sido reincorporado en su puesto de trabajo el año anterior, luego de haber sido cesanteado seis años atrás por el teniente coronel Carlos Herrero, interventor designado por la Dictadura.

El caso es atípico y se dio en un contexto histórico irrepetible (la salida de la Dictadura), pero sirve para explicar que no hay un sólo camino que recorrer para llegar a ser intendente en el conurbano bonaerense. Si bien es cierto que existe una mayoría de jefes comunales con paso previo por el Concejo Deliberante, ese trampolín no asegura nada y tampoco funciona como “escuela de gobierno”: las dificultades que debe superar un concejal hasta encontrar lo que se conoce como “la botonera” municipal son muchas y en algunas casos han sido determinantes (para mal). Aun en los casos de los que han tenido interinatos previos, el cambio de tareas suele ser complejo y no está exento de dificultades hasta para ordenar a la tropa propia.

En sentido opuesto, el paso previo por el propio Poder Ejecutivo Municipal funciona como diferencial en cuanto a la preparación de un dirigente político que aspire a una gestión local exitosa desde el primer día de gobierno: los casos de Jorge Ferraresi (ex secretario de Obras Públicas) y Patricio Mussi (exsecretario de Gobierno) intendentes de Avellaneda y Berazategui respectivamente, se destacan como dos de las gestiones más eficaces del Gran Buenos Aires. Con 83% de recursos propios, Avellaneda es el municipio con mayor autonomía presupuestaria de toda la provincia, y dentro del conurbano, uno de los de mayor promedio de gasto per cápita: $ 22.829,05 al año por cada uno de sus 355.352 habitantes. En tanto que en Berazategui, con menos recursos que en otros distritos, en los últimos diez años ha producido una transformación en materia de infraestructura: 7.000 cuadras asfaltadas, 36 unidades sanitarias propias y un servicio de recolección de residuos municipalizado que en sólo en 2018 recogió 110 toneladas de basura (en una ciudad donde viven poco más de 360.000 personas).

Por otra parte, las trayectorias previas en gobiernos provinciales y/o nacionales también pueden ayudar a conocer el funcionamiento administrativo y financiero de una municipalidad. En la actualidad hay cuatro intendentes provenientes de un equipo ministerial, tres peronistas que se desempeñaban en Secretarías o Subsecretarías de la cartera de Desarrollo Social (Ariel Sujarchuk y Fernando Gray en la Nación, Gabriel Katopodis en provincia), y un no peronista (Néstor Grindetti) que llegó a la intendencia después de ser ministro de Hacienda en la Ciudad de Buenos Aires. El caso de Leonardo Nardini, intendente de Malvinas Argentinas y ex jefe local de una UDAI de la Anses, puede ser contemplado dentro de este grupo.

Si la experiencia de gestión a nivel local, provincial o nacional da conocimiento sobre el territorio y los mecanismos administrativos del municipio, la tarea legislativa da otra cosa que es igual de valiosa y no se consigue fácilmente: tiempo. Los diputados y diputadas, ya sean provinciales o nacionales, disponen de tiempo para recorrer los distritos, conocer sus problemas, “instalarse” como opción de gobierno e inclusive viajar para conocer otras experiencias de gestión local que puedan ser aplicadas a la realidad del partido que se pretende gobernar. Veronica Magario, la intendenta del municipio más importante de la provincia (y del país) fue diputada nacional antes de ser elegida por sus vecinos. Los otros dos casos de exlegisladores (provinciales) convertidos en intendentes, Gustavo Posse y Jorge Macri, también tienen gestiones exitosas, aunque con realidades presupuestarias muy diferentes: ambos administran los municipios más ricos de la provincia. El cuarto intendente que pasó de la Legislatura a gobernar su municipio es Mario Ishii, un caso particular dado que antes de ser senador provincial ya había sido intendente de José C. Paz.

Por último, si bien tenían profesiones independientes (uno cocinero, el otro escritor) Martiniano Molina y Diego Valenzuela se hicieron conocidos estando “en la tele”, por eso para este relevamiento su procedencia es la de los medios de comunicación. Mauricio Gómez (San Vicente), quien hasta el día que fue electo dirigía su empresa de viajes y turismo es el único caso de jefe comunal que pasó sin escalas del sector privado a la intendencia municipal.

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