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Buscan descomprimir la tensión por Córdoba

El Gobierno intenta que la derrota no complique su armado nacional. Necesidad de retomar el llamado al acuerdo

14 mayo de 2019

La reunión de gabinete tuvo como tema casi excluyente el duro golpe que significó para el Gobierno la elección de Córdoba. No tanto por el triunfo de Juan Schiaretti, de relación cordial con Casa Rosada. Más bien, por la diferencia holgada frente a sus rivales. Y, sobre todo, por el pobre papel de los candidatos radicales, que participaron divididos y sin el sello Cambiemos en las elecciones. La preocupación para evitar que los “pases de factura” entre aliados compliquen más el armado nacional y la estrategia rumbo a las presidenciales dominó la discusión, en un contexto en el que la convocatoria al acuerdo con sectores de la oposición parece no retomar vuelo.

“Desde Cambiemos hacemos una autocrítica: el haber ido divididos perjudicó el resultado”, señaló el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis en la conferencia de prensa que brindó luego de la reunión. “El Gobierno no tenía un candidato, los candidatos eran de Cambiemos, pero no fue ninguno como Cambiemos”, señaló a su turno la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a su lado. El Gobierno buscaba de esta manera asimilar la derrota, quitándole dramatismo y neutralizando las interpretaciones que internas retroalimentaran a díscolos y las disidencias dentro de Cambiemos. “Lamentablemente no se pudieron poner de acuerdo. Lamentablemente fueron divididos.

Lamentablemente no hubo capacidad de gestar una sola fórmula, algo que es importante para una coalición como la de Cambiemos”, señaló Bullrich. Y agregó: “Tiene que ser un aprendizaje para Córdoba y para todo el país: divididos no sumamos y no le hace bien al proyecto de Cambiemos”, admitió la ministra. “No es algo que nos desvele los resultados provinciales de cara a octubre”, minimizó De Andreis.

En la reunión de gabinete también hubo muestras de descontento con la diputada nacional Elisa Carrió, que estuvo acompañando a Mario Negri, candidato de Córdoba Cambia, y disparó implícitamente contra el ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio. “Hubiera preferido que algún ministro del Interior acompañe más a los referentes de Cambiemos”, sostuvo la legisladora de la Coalición Cívica, antes de acotar, también con tono irónico, que al funcionario de la cartera política “sólo se lo ve con gobernadores peronistas”. Según trascendió, Frigerio recibió el respaldo de sus pares del gabinete.

Frigerio, precisamente, es el encargado de sumar adhesiones al acuerdo propuesto por el Gobierno. La preocupación es que la suma de reveses de los candidatos del Gobierno en las provincias pongan más reacios a los gobernadores y referentes territoriales de la oposición para estampar su firma o, por lo menos, para obtener la preciada foto. Hasta ahora pasaron por Casa Rosada los mandatarios Domingo Peppo (Chaco), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Gustavo Gutiérrez (Neuquén) y Alberto Weretilneck (Río Negro).

Entre los objetivos del Gobierno, por cierto, está también cerrar las puertas al descontento de los sectores del radicalismo (minoritarios hoy) que pretenden romper Cambiemos, de cara a la convención partidaria. Ayer Federico Storani, uno de los dirigentes más díscolos caracterizó la derrota en Córdoba como una tragedia política. “El proceso previo a la elección fue desgraciado, lleno de desinteligencias que pudieron haberse evitado. Era difícil ganar la elección unidos y mucho más difícil divididos”, dijo Storani en declaraciones a Cadena 3.

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