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Los economistas K, Precios Cuidados y las reglas del juego

Alejandro Radonjic 18 abril de 2019

Por Alejandro Radonjic

Un difunto economista alguna vez dijo que “en el largo plazo todos estaremos muertos”. Una frase que no requiere hondas explicaciones. Agregaba Lord Keynes: “Los economistas se dan una tarea muy fácil e inútil si en épocas tempestuosas ellos solo pueden decirnos que, cuando la tempestad pase, el océano estará calmo de nuevo”. Años después, el polaco Michal Kalecki lo enfatizó: el largo plazo no es más que una larga sucesión de cortos.

Ayer, el Gobierno lanzó un conjunto de medidas con ese mismo espíritu: sin (otro) corto plazo, reconoció, no hay largo posible. Así lo sentenció el documento distribuido por Presidencia a los medios. “Seguimos convencidos de que para bajar la inflación en el largo plazo ?y terminar con este problema que tenemos desde hace 75 años?, son indispensables los cambios profundos y estructurales que venimos implementando en estos años. En el corto plazo, sin embargo, tomamos medidas que protegen a los argentinos en esta etapa de transición, para que juntos podamos ganarle a la inflación”, decía.

Así, las medidas, en la visión oficial, aparecen como un complemento ante esos “cambios profundos y estructurales”. Que no son triviales, por cierto: desenchufar “la maquinita” del BCRA o equilibrar las cuentas públicas, ambas cosas que está haciendo hoy el Gobierno.

Mientras eso va madurando, el Gobierno levantó un puente para transitar un durísimo presente, tras el dato de inflación de 4,7% en marzo y un abril que se perfila para 3,5% (mínimo). Luego, por cierto, de una inflación de 47,6% en 2018. ¿Por qué no se hizo antes? Más considerando el exiguo costo fiscal: $9.000 millones, según declaró Nicolás Dujovne. Inexplicable.

¿Y la “inflación reprimida”, el día 181 y la consistencia intertemporal? Importan, obvio. Pero la urgencia hoy es el corto plazo y, sin cambios, el problema podía llegar a agravarse antes del día 181. ¿Alguien piensa hoy en la gente que se está cayendo del sistema? En 2018, Argentina sumó 3 millones de pobres nuevos: 250.000 por mes. Un escándalo.

La política se hace con poder, aquí y en China y, por suerte, con el tamiz popular: para gobernar hay que ganar elecciones

Es que el plan (siendo generosos con el calificativo) aparece, además, como un dique de contención ante una eventual espiralización de la inflación. Hoy ese no es el escenario base de ninguno, pero tampoco lo era una devaluación como la observada en 2018. No deja de ser cierto que la economía está cada vez más indexada, los contratos se acortaron, las expectativas de inflación están desancladas (y subiendo) y el BCRA está con las manos atadas para domar algún respingo del dólar.

También ante una situación política y electoral adversa, como marcan cada uno de los sondeos. En un extraño comunicado, por el emisor y el concepto, el PJ-PBA dijo ayer que “las medidas anunciadas por el Gobierno sólo persiguen fines electorales”. La política se hace con poder, aquí y en China y, por suerte, con el tamiz electoral.

¿Y la “inflación reprimida”, el día 181 y la consistencia intertemporal? La urgencia hoy es el corto plazo

Gobernar implica cambiar las reglas de juego o las orientaciones cuando no funcionan. Incluso, las que uno traía consigo. ¿Qué duda cabe de que la antiinflacionaria entraba en esa categoría? La coherencia es importante y es un horizonte innegociable en el largo plazo, pero el pragmatismo es clave en el corto plazo para darle sustento a esa “big picture”. El Gobierno se dio un baño de realismo ayer. Aunque tardío y probablemente insuficiente, bienvenido.

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