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¿Cuántos dólares ingresarán por la cosecha y cuándo?

11 abril de 2019

Por Ramón Frediani Economista

La excelente y meritoria cosecha fina y gruesa actual de cereales y oleaginosas totalizará 134 millones de toneladas, con un valor de mercado, incluyendo subproductos de U$S 33.962 millones, del cual habría un máximo exportable de U$S 28.000 millones, gracias a elevados rindes por hectárea, aunque atenuados por 2 razones: (a) por la caída de los precios actuales respecto a los que existían un año atrás y (b) por una mayor primarización de estas exportaciones, al castigarse con mayores impuestos la generación de más valor agregado a nivel del complejo aceitero y harinero.

Descontado el destino al mercado interno para consumo humano como harinas y aceites, y además para forraje en feed lots, balanceados avícolas, producción de etanol (del maíz) y biodiesel (de la soja), lo demás se exporta y la pregunta es cuánto de ello financieramente ingresará realmente al país durante 2019.

Una parte importante de los dólares quedará fuera, sin tocar territorio nacional, en las cuentas bancarias de los grupos exportadores - no más de una docena de grandes complejos  agroexportadores- gracias al Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 893 del 2 de noviembre del 2017 firmado por Mauricio Macri, Marcos Peña y Nicolás Dujovne, que permite a todos los exportadores de bienes y servicios del país, desde aquel día en adelante, dejarlos depositados en el exterior en sus cuentas bancarias, hasta el 100% y sin plazo alguno para ingresarlos al país, es decir, legalmente pueden dejarlos fuera para que los disfruten sus nietos y bisnietos.

Seguramente, un porcentaje importante de los dólares provenientes de la exportación de la cosecha vendida al exterior tendrá ese destino. Debe recordarse que 10 empresas exportan el 90% del total de las exportaciones de granos, harinas y aceites, con ventas por lo general mediante precios a fijar a futuro (por ejemplo, forwards de soja). Con esta modalidad, el 77% de la exportación de soja aún no tiene precio en firme, con plazos de venta hasta diciembre de 2019.

¿Cuánto permanecerá depositado fuera del país? Nadie lo sabe con precisión, pero dada la alta incertidumbre política y económica imperante, con un final abierto en materia de elecciones presidenciales dentro de 6 meses, una inflación anual no inferior al 35% para el año y la consecuente corrección cambiaria que inevitablemente la acompañará, no sería desatinado estimar que podría alcanzar el 25% del valor de lo exportado.

Corresponde aclarar que ese no ingreso al país de dólares de las exportaciones no se limita sólo de las exportaciones del campo, sino de todo tipo de exportaciones: agropecuarias, mineras, industriales, de gas y petróleo, de la pesca y de servicios en general, para las que también les favorece el DNU antes mencionado. En otras palabras, si en 2019 las exportaciones totales del país llegaran a U$S 60.000 millones, es probable que U$S 15.000 millones queden depositados en el exterior sin ingresar al país. Pregunta, ¿a cuánto asumirá entonces desde el punto de vista financiero el déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos?

Existe además otro porcentaje de la actual cosecha que permanecerá retenido en acopiadores, depósitos de cooperativas agrarias y en silobolsas, a la espera de futuros mayores niveles del tipo de cambio. Ocurre que la cultura económica y financiera en el campo ha crecido notablemente, y más aún cuando se trata de pools de siembra o grandes grupos económicos que alquilan decenas y hasta cientos de miles de hectáreas en media docena de provincias y que funcionan más como compañías financieras que como chacareros. Están al día respecto a las cotizaciones en Chicago y a las variaciones diarias del tipo de cambio. Ya no son “los gringos” de hace 40 años atrás, que luego de trabajar 12 horas diarias de sol a sol, no veían la hora de vender apresuradamente sus cosechas para recuperar costos, devolver préstamos, cubrir el presupuesto familiar, etcétera.

Esta modalidad de producción a hiper gran escala, que se expande día a día y que comenzó hace 20 años, no es sino una etapa más en una larga cadena de operaciones productivas y comerciales: arrendamiento, siembra, cosecha, almacenaje, exportación y divisa, que ha transformado al campo argentino en el sector de mayor competitividad internacional del país. ¿Cuántas toneladas permanecerán almacenadas para ser vendidas recién a finales del año o incluso recién en los primeros meses del año que viene? Nuevamente, nadie lo sabe, pero fácilmente puede alcanzar a otro 25%.

Ante ello la pregunta que surge es si existe suficiente capacidad en el país para almacenar un porcentaje elevado de la producción de granos. La pregunta la da el Boletín Informativo Nº 1825 de la Bolsa de Cereales de Rosario, con datos del Ministerio de Agroindustria, que nos informa que a 2016 (último dato disponible), la capacidad de almacenaje de granos en el país era la siguiente.

En silobolsas, 45 millones de toneladas (Tn)

En estructuras fijas de almacenaje en 4.149 plantas de acopio de sociedades comerciales, cooperativas, industrias, fábricas y depósitos portuarios, 61,3 millones de Tn

En estructuras fijas en los productores agropecuarios, 15 millones de Tn

Capacidad total de almacenaje en el país, 121,3 millones de Tn

Relación almacenaje/cosecha: 90,5%

Son datos a 2016, han pasado 3 años y como la capacidad total de almacenaje en el país crece casi 3% anual, ya estaríamos con una capacidad total de almacenamiento casi equivalente al total cosechado.

En otras palabras, es probable que la mitad de los dólares de la posible exportación de la actual cosecha no ingresen al país durante 2019, ya sea porque queden ahorrados en el exterior en cuentas bancarias de los exportadores, o retenidos en el país bajo la forma de mercancía almacenada en silobolsas o de cemento, galpones y depósitos, que se vendería al exterior recién después del resultado del balotaje (24 de noviembre) o durante el primer trimestre del 2020 a la espera de un tipo de cambio más elevado.

Descontadas esas 2 alternativas, sólo los dólares correspondiente a alrededor de la mitad de lo exportado hasta noviembre ingresarían al país para ser liquidados en el mercado cambiario local, destinando los pesos resultantes a reponer gastos del capital de trabajo (semillas, combustibles, salarios, agroquímicos, servicios de siembra y cosecha, transporte, impuestos, etcétera).

En síntesis, y en grandes números, de una cosecha de casi US$ 34.000 millones, con un máximo exportable de U$S 28.000 millones, es probable que sólo ingresen dólares al país por alrededor de U$S 14.000 millones. La diferencia sin ingresar se repartiría entre los que permanecerán depositados en el exterior gracias al DNU 893/17 y el cereal almacenado en depósitos, galpones y silobolsas, retenido para ser vendido recién después de la elección presidencial del 24 de noviembre próximo.

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