El presidente de la Corte Suprema de la Nación, Carlos Rosenkrantz, admitió hoy que "los argentinos están perdiendo la confianza en el Poder Judicial" pero afirmó: "Estamos a tiempo de revertir esa crisis de legitimidad si se respetan puntillosamente las reglas".
Rosenkrantz habló durante media hora en la apertura del año judicial, en un acto que contó con la participación del ministro de Justicia, Germán Garavano, y magistrados federales de distintos fueros de todo el país. También estuvo presente el jefe del gremio de los judiciales, Julio Piumato, junto a los ministros de la Corte, Ricardo Lorenzetti, la actual vicepresidenta del cuerpo, Elena Highton, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti.
En su discurso, el presidente de la Corte Suprema aseveró que "estamos frente a un desafío, porque la legitimidad es esencial", y subrayó: "Con la capacidad de nuestra gente es posible encontrar una solución". Además, dijo ante los restantes miembros que "ser jueces no es un privilegio, sino que están para servir a la ciudadanía con el derecho".
En esa misma línea de pensamiento, añadió: "Nuestras decisiones deben estar estructuradas por principios y debemos estar comprometidos a aplicar esos principios aunque el resultado sea impopular o antipático".
"Para ser coherentes se paga un precio alto", expresó Rosenkrantz y opinó que en un pleito "no importa quien gana, sino que el resultado venga por razones que lo justifiquen".
Asimismo, el presidente de la Corte aseguró que la confianza es un bien frágil, difícil de recuperar, aunque señaló que es posible si se prescinde de estridencias y personalismos.
Rosenkrantz consideró: "La magistratura debe poder evaluarse para que se compruebe que lo que hacemos responde a reglas claras" y, en tal sentido, mencionó tres medidas (digitalización de expedientes, creación de agenda de causas trascendentes y proyecto para compras y contrataciones de la Corte) que muestran el compromiso asumido en ese aspecto.
Finalmente, el presidente de la Corte se mostró esperanzado, reveló que tiene "una convicción profunda porque, en el caso de los jueces, la enorme mayoría trabaja con ahínco y quiere estar a la altura de sus responsabilidades".
