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La moderación de los precios de las materias primas es un desafío para la región

29 marzo de 2019

Por Christian Bogmans Economista en el Departamento de Estudios del FMI y Jorge Restrepo Economista Principal de la División de Estudios Regionales del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI

En América Latina y el Caribe, los altos precios de materias primas, como el café y el cobre, fueron en una época uno de los factores clave que impulsaron el crecimiento y ayudaron a los países a incrementar los ingresos y reducir la pobreza. Pero como resultado de la moderación y la estabilización de los precios de las materias primas, en el futuro los países tendrán que recurrir a otras fuentes de crecimiento inclusivo.

La región de América Latina y el Caribe es rica en tierras fértiles, minerales y depósitos de petróleo, gas natural y carbón. Sus economías son líderes en la exportación de café (Brasil, Colombia, América Central), cobre (Chile, Perú), hierro (Brasil), petróleo y gas (Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Trinidad y Tobago, Venezuela) y soja (Argentina, Brasil, Uruguay).

Como las economías de la región dependen mucho de la exportación de materias primas, la actividad económica, los ingresos fiscales y los saldos en cuenta corriente se encuentran expuestos a los choques de precios de las materias primas.

Concretamente, un estudio del FMI encontró que el crecimiento en América Latina está muy correlacionado con las variaciones de los precios de las materias primas. Por lo tanto, las proyecciones de los precios de las materias primas son críticas para las perspectivas económicas de la región.

Tras aumentar 55% entre enero de 2016 y junio de 2018, el índice de precios de productos primarios del FMI disminuyó 9,7% durante los ocho meses siguientes. Esa caída fue liderada por los precios de la energía, que bajaron 17% entre junio de 2018 y febrero de 2019, en tanto que los de los alimentos y los metales retrocedieron 4,5% y 0,6%, respectivamente.

Los precios de los metales comenzaron a disminuir en marzo de 2018, tras la imposición de aranceles al acero y al aluminio. La caída de los precios de los metales reflejó también la desaceleración de la producción industrial en China.

Los precios agrícolas alcanzaron máximos en junio y comenzaron a retroceder lentamente, tras la imposición de aranceles a la importación de soja, maíz y trigo. Los precios del petróleo cayeron en octubre y noviembre, y se han mantenido en un nivel más bajo. En parte, eso se debió al debilitamiento del crecimiento mundial y a factores transitorios que impulsaron un exceso de oferta en el mercado del petróleo.

Como lo sugiere nuestro análisis, los precios de las materias primas son volátiles y están expuestos a factores de riesgo mundiales y a incertidumbre. Las tasas de interés internacionales, la fortaleza del dólar de EE.UU., el crecimiento mundial y los factores de oferta pesan mucho sobre la variación de la mayoría de los precios de las materias primas, lo cual dificulta la tarea de pronosticarlos.

Los mercados de futuros, cuyos participantes compran y venden materias primas con entrega en una fecha futura determinada, indican que los precios del petróleo se mantendrían en torno a los niveles actuales en los próximos años. Si bien los riesgos para las perspectivas están equilibrados, hay gran incertidumbre, sobre todo teniendo en cuenta la situación de Venezuela y las tensiones comerciales mundiales. El aumento de la producción de petróleo de Estados Unidos y la desaceleración de la economía mundial podrían empujar los precios a la baja, en tanto que los trastornos de la oferta y el afianzamiento del crecimiento mundial podrían producir el efecto contrario.

Los precios de los metales básicos, como el cobre, también permanecerían en los niveles actuales, con un elevado grado de incertidumbre. La evolución de los precios de los metales dependerá en gran medida de las perspectivas económicas de China, el principal consumidor de metales del mundo.

Se prevé que los precios de los alimentos y las bebidas aumenten ligeramente. Los agricultores de América Latina y el Caribe podrían beneficiarse del alza de los precios del maíz, el trigo, la soja y el café.

Dado el peso que tiene China en los mercados de materias primas, un acuerdo comercial con Estados Unidos podría hacer puntar los precios de las materias primas.

Ese repunte beneficiaría a los exportadores de energía y metales de América Latina y el Caribe, pero no necesariamente a los exportadores de productos agrícolas, que se han beneficiado de las tensiones comerciales recientes gracias a la prima aplicada al precio de la soja. El fenómeno de El Niño ?la oscilación climática que calienta el agua oceánica? podría perjudicar a los exportadores de bienes agrícolas, si bien el alza de los precios de los alimentos podría neutralizar en parte ese efecto.

El impacto de los choques de precios de las materias primas varía según el país, de acuerdo con la composición de sus exportaciones e importaciones. Una manera concisa de analizarlo es examinando el índice de los términos de intercambio de las materias primas, o sea, el cociente entre el precio promedio de las materias primas exportadas y el precio promedio de las importadas.

Ese índice muestra qué países se verían beneficiados o perjudicados por una variación determinada de los precios de las materias primas. Por ejemplo, cuando los precios del petróleo caen, como ocurrió a fines de 2018, los importadores netos de petróleo como Chile y Uruguay se benefician, y lo opuesto ocurre con exportadores netos como Colombia y Venezuela.

Otros estudios han determinado que un aumento de los términos de intercambio de las materias primas estimula transitoriamente el crecimiento económico, especialmente en las economías con grandes exportaciones de materias primas como porcentaje del PIB. El crecimiento retorna al nivel previo al choque una vez que la inversión y el consumo se han ajustado a los términos de intercambio más elevados.

Estos resultados hacen pensar que el aumento transitorio de los precios de las materias primas entre comienzos de 2016 y mediados de 2018 contribuyó a estimular el crecimiento en América Latina y el Caribe, sobre todo en las naciones andinas. Sin embargo, las perspectivas de estabilidad de precios indican que los precios de las materias primas probablemente no vayan a ser un motor de crecimiento significativo para la región en los próximos años.

Estas perspectivas confirman la necesidad de que las economías de América Latina y el Caribe aceleren la implementación de reformas estructurales para estimular el crecimiento y mejorar los resultados sociales.

Entre las principales prioridades cabe mencionar la apertura adicional al comercio internacional y la inversión extranjera directa, la racionalización de las regulaciones en los mercados de bienes y trabajo, la promoción de la competencia, la inversión en infraestructura y educación, y la preservación o expansión de programas sociales bien focalizados.

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