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El Gobierno, complicado: lo que debe subir, baja y lo que debe bajar, sube

24 marzo de 2019

El Gobierno atraviesas momentos complejos. Con las PASO a menos de 140 días vista, todo lo que la Casa Rosada necesita que baje, sube y lo que debería subir, baja. Así, las perspectivas de reelección se alejan y, como en un círculo vicioso, la situación se hace aún más cuesta arriba para Cambiemos.

Lo que sube (y debería bajar)

La semana pasada se conoció que el desempleo subió a 9,1% en el cuarto trimestre de 2018 (+1,9% interanual).

El dólar escaló 4,31%: cerró en $41,80 (mayorista) mientras el minorista orilla los $43.

La tasa de Leliq cortó el viernes 15 de marzo en 63,744% (promedio) y el viernes pasado, casi 300 puntos más arriba: 66,655%.

Los Credit Default Swaps a 5 años cerraron en 778 puntos, trepando 102 puntos el mes.

Por si fuera poco, un informe reservado de una prestigiosa consultora de opinión pública detectó que la imagen positiva de Cristina Kirchner subió tres puntos (hasta 33%), mientras que su imagen negativa, proxy del techo electoral, volvió a ubicarse debajo de 50%.

La inflación sigue “picante”: según una consultora, el promedio de las últimas 4 semanas (con datos hasta el 17 de marzo) está en 4,5%. A la vez, las expectativas de inflación, según la UTDT, se posaron en 40,8% para los próximos meses.

El jueves, el Indec informará qué pasó con la tasa de pobreza en el segundo semestre de 2018. Tras el 27,3% del primer semestre, se espera que el nuevo dato se ubique en la zona de 30%, o incluso por arriba.

Lo que baja (y debería subir)

El Merval bajó 3,26% en la semana.

El PIB cayó, en el cuarto trimestre, 6,2% interanual y, además, 1,2% contra el tercero.

La confianza en el Gobierno, medida por la UTDT, se desplomó 10,8% en marzo y es la más baja de la era de Mauricio Macri. La misma casa de estudios afirmó que la confianza de los consumidores retrocedió 3,5% mensual en marzo y 20,6% interanual. “Quizás la cúpula de Cambiemos tenga que empezar a evaluar seriamente el Plan V (de Vidal) si aspiran a permanecer en la Casa Rosada luego de 2020”, dijo Federico Muñoz en su informe semanal. ¿El argumento? “Con los actuales niveles de inflación y volatilidad financiera, es improbable que la imagen del gobierno mejore en el corto plazo”, manifestó.

La aprobación del Presidente, según la misma encuesta de opinión, retrocedió hasta 30% (-4 puntos) en marzo, 20 puntos debajo de igual mes de 2018 (previo a la corrida) e, incluso, nueve puntos menos que a fines del año pasado cuando el “efecto G20” había levantado la imagen del jefe de Estado. También caen las expectativas positivas mostrando que será difícil para el Gobierno “vender futuro”, como pretende, con los magros resultados obtenidos hasta el momento.

La lectura oficial (la expectativa, mejor dicho) es que la peor cara de la crisis ya quedó atrás y, en rigor, varios de los datos antes citados corresponden a fines de 2018. Ahora, aseguran, la situación es otra.

Hoy, dicen en el Gobierno, la situación ya se estabilizó e, incluso, empezó a progresar. No se siente, por cierto, pero la rueda virtuosa ya empezó a girar y se irá notado gradualmente. Cuanto menos, los niveles de empleo y actividad económica. Lo dijeron, en sintonía, Nicolás Dujovne y Miguel Braun, los popes del Ministerio de Hacienda.  Incluso, algunos privados, como Orlando Ferreres, auguran “una recuperación muy rápida” mientras que otros coinciden con la lectura oficial de que la recesión ya hizo piso.

Asimismo, la otra variable clave (inflación y, por ende, salario real) se verán aliviados desde mayo cuando, sin ajustes de tarifas ya, la suba de precios pise el freno. A la vez, el dólar se calmará desde abril, cuando el cóctel cosecha gruesa y subastas del Tesoro provean liquidez en un mercado que hoy solo tiene demanda.

Por cierto, es una proyección verosímil, pero también hay, como se dice en la jerga, riesgos a la baja.

Por ejemplo, que la aceleración inflacionaria del primer trimestre (2,9% y 3,8%, ya observados y el probable 4% de marzo) no hayan descarrilado los brotes verdes que insinuó el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de diciembre. Abril tampoco vendría mejor en el frente inflacionario y economistas como Luciano Cohan (Elypsis) advierten que perforar el 3% mensual en 2019 no será fácil.

A la vez, no está tan claro que la oferta de dólares pautada para abril planche la cotización del “billete” a futuro y compense la demanda de cobertura preelectoral, que irá en aumento. Pueden haber algunas semanas de calma, pero nadie se anima a augurar una pax cambiaria hasta las PASO ni, mucho menos, hasta octubre, mes de la primera vuelta. “Si, en junio, Cristina confirma su candidatura y se muestra tan competitiva como lo sugieren las últimas encuestas, no le resultará nada sencillo al BCRA extender la precaria tregua financiera actual hasta los comicios de octubre”, dice Muñoz en su último reporte.

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