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Cueste lo que cueste, el dólar no se mueve

Tras una semana muy agitada en el plano cambiario, el BCRA debió subir fuerte la tasa. Con ese mar de fondo, y con Dujovne en Estados Unidos, la expectativa es que el FMI afloje algunas pautas que le permitan al BCRA (y al Tesoro) intervenir más en el mercado de cambios.

Alejandro Radonjic 11 marzo de 2019

Por Alejandro Radonjic

El Gobierno sabe que llegará a las elecciones con lo justo y no le sobra nada. Propios y extraños admiten que una nueva corrida contra el peso, a la 2018, sería fatal políticamente. Por eso, el mandato oficial, que el BCRA hizo propio, es que el dólar no se mueva. Cuanto menos, que no pegue brincos alarmantes, como los que tuvo la semana pasada: en 72 horas, el peso cayó 3,37% y pasó desde $39,81 a $41,20 en el segmento mayorista.

Allí, el BCRA sacó los cañones y debió recular con el relajamiento monetario ensayado desde fines de diciembre. En sólo un día debió subir las tasas, que ya se acercan a 60% nuevamente, en más de 600 puntos básicos. Eso evitó que el dólar terminara arriba de $42.

Pero la medicina de la tasa tiene sus límites, además de ser nociva para la actividad económica. Lo dicen todos y, por eso, el Gobierno necesita más artillería. La dolarización preelectoral irá en aumento y el calendario electoral jugará en contra de la estabilidad: Cambiemos va de punto a la mayoría de los comicios provinciales en la previa.

Una posible corrida cambiaria tendría, a diferencia de lo que se cree, combustible para arrancar. “Los plazofijistas empiezan a ver con preocupación la escalada del dólar mientras que las tasas ofrecidas por los bancos dejaron de ser atractivas en este contexto”, advierte Delphos. Si los stocks se dolarizan, ese sería un escenario de virtual game-over para Cambiemos. “Si el tipo de cambio aumentara hacia el techo de la Zona de No Intervención (ZNI) a fines de mayo, la inflación interanual a diciembre de 2019 superaría 65%”, dice Delphos. Con esa disparada, acompañaría las tasas (que se irían a 70%) y los ingresos reales volverían (o seguirían) en terreno negativo.

Tampoco se pueden descartar noticias negativas desde el escenario internacional que activen el “risk-off” emergente. Algo de eso, también, se observó en los últimos días.

  

Con ese objetivo, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ya está en Estados Unidos. Es el principal interlocutor con el FMI y se reunirá el jueves con su directora gerenta, Christine Lagarde, en Washington. Buscará que el organismo habilite más herramientas para batallar una renovada presión sobre el peso. Por un lado, que el Tesoro ya pueda empezar a vender dólares cuanto antes en el mercado: serían entre US$ 7.000 y US$ 11.000 millones. “Eso es clave para animar a los agroexportadores que, si ven en dólar para abajo, salen a vender y eso da otro aire”, dice Guido Lorenzo desde LCG ante El Economista. “No creo que tenga éxito el pedido de acotar la banda cambiaria, pero creo que le va a pedir intervenir, con US$ 25-50 millones, dentro de la Zona de No Intervención (ZNI) para evitar que una operación de U$S 7 millones, como pasó el otro día, te marque el precio de cierre”, agrega Lorenzo.

En una línea similar se ubica Gabriel Caamaño Gómez desde Consultora Ledesma. “Si Dujovne fuera por ahí, tiene dos cuestiones para pedir. Acelerar la definición del mecanismo de subastas de los dólares del Tesoro y negociar que le dejen usar los dólares que compró dentro de la ZNI o discrecionalmente si la supera”, señala.

Dujovne también se reunirá con David Malpass, secretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos (clave en el FMI) y, además, flamante candidato a la Presidencia del Banco Mundial.

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