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La expresidenta está en Cuba para acompañar a su hija Florencia, tratada en la isla por un problema de salud. Los rumores sobre su candidatura y el manejo de sus tiempos

18 marzo de 2019

El viaje resultó imprevisto. Y sorprendió a propios y extraños. Como sorprendió el destino: Cuba. También dieron lugar a comentarios de los más diversos el motivo: acompañar a su hija Florencia en el tratamiento de una dolencia. La senadora nacional Cristina Kirchner difundió un video donde contaba estos pormenores y puso el acento en los padecimientos de su hija “producto de la persecución feroz a la que fue sometida”. “El brutal estrés que sufrió devastó su cuerpo y su salud. Es muy terrible para una joven, que la acusen de haber ingresado a una asociación ilícita el mismo día que murió su padre”, señaló la expresidenta.

Con el viaje y la estadía cubana, las especulaciones sobre su futuro político se retroalimentaron. Luego de dar señales en varios sentidos sobre una candidatura cada vez más segura, surgieron las especulaciones respecto de un supuesto “paso al costado”, en el que el “acoso judicial” a su familia tenía mucho que ver. Incluso, varios dirigentes cercanos a la senadora realizaron declaraciones en el mismo sentido. “No tiene ningún sentido que Cristina sea candidata si se tiene que mover en esta locura y odio”, dijo en una entrevista radial Eduardo Valdéz, exembajador de la mandataria ante El Vaticano y amigo personal (¿y supuesto puente con?) del papa Francisco. “No creo que Cristina sea candidata”, disparó el intendente de San Antonio de Areco, Francisco “Paco” Durañona, uno de los jefe comunales más cercanos a la expresidenta.

Todo abierto

No obstante, cerca del Instituto Patria señalan que éste no es tiempo de definiciones. Que ya habrá tiempo para ellas, cuando el cronograma lo indique. Lo que debe leerse como un anticipo de que Cristina manejará los tiempos a su modo, sin adelantar movimientos, dejando que la duda sobrevuele, pero neutralizando también a potenciales oponentes. Se sabe: si decide “bajar” su candidatura generaría un cimbronazo de dimensiones en la configuración del mapa político. Para algunos analistas, esto podría dejar sin estrategia al Gobierno, que tiene a la expresidenta como segura rival, y generarle un revés electoral más probable. Mientras que el peronismo federal y aquellos que proponen al economista Roberto Lavagna como alternativa, se entusiasman con un posible triunfo. Ninguna de las dos hipótesis, por cierto, parecen corroborarse con ninguna de las encuestas que hoy circulan.

Más allá de la situación de salud de su hija (se le diagnosticó un cuadro de linfedema) y el tiempo que deba permanecer fuera del país, Cristina va a persistir en su silencio. Interrumpido solo por sus intervenciones en el Senado y por algunas pocas apariciones en las redes sociales. En los últimos meses reemplazó esa exposición por gestos y reuniones de las más variadas. Para revertir viejos enconos, para reestablecer puentes con viejos aliados. En ese menú de reencuentros, Cristina no sólo sumó a Alberto Fernández a su mesa chica o a los Moyano en su posible armado sindical. También negoció con buena parte de los gobernadores una estrategia común para la larga serie de elecciones provinciales. ¿Es posible que, luego de estos pasos dados, desista de competir?

Por otro lado, la mayoría de las encuestas (como la que publica hoy El Economista) la ubican con muy buenas chances. Por lo menos, en primera vuelta. A pesar de la fragmentación del universo opositor. El deterioro de la imagen del presidente Mauricio Macri y su administración se conjuga en ese escenario. Pero no le asegura salir victoriosa en un eventual balotaje. Para esa instancia, las opiniones son divididas. Los resultados de las encuestas, también.

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