Según un informe realizado por D'Alessio IROL junto a Berensztein sobre el impacto de la crisis económica en el consumo, 8 de cada 10 personas encuestadas reemplazaron primeras marcas por alternativas de menor precio. Esta sustitución abarca entre un 20% y un 60% de los productos consumidos en el país.
Teniendo en cuenta ese dato, desde la consultora consideraron que "a partir de la relación desproporcionada entre los ingresos y la suba en los alimentos, servicios y cargas impositivas; las familias están armando una nueva planificación de sus gastos donde los “extras” están quedando afuera".
En esa línea, 48% buscaría opciones a pagar el apoyo escolar, 33% recortaría actividades extracurriculares de los chicos, 30% prescindiría de ir al gimnasio o salir a cenar, y 32% dejaría de concurrir al cine o teatro, 30% no saldría a cenar y 28% resigna los viajes por vacaciones.
Sólo algunas categorías sobreviven al recorte, entre las que figura, en primer lugar, el internet: 68% lo mantendría en sus gastos, ya que funciona como forma de comunicación y entretenimiento. Asimismo, 54% prioriza los medicamentos, 51% el cable y 47% la telefonía celular y el streaming, que tampoco son opciones a la hora de ahorrar.
Entre los cambios de alimentación, 71% de los consultados abandonó el consumo de gaseosas, 69% de carne vacuna, 67% de postres lácteos, 66% dejó la cerveza y 59% no compra pescado. Esos alimentos son suplantados por un aumento en el consumo de arroz (41%), fideos (40%), pollo (46%), verduras (35%) y frutas (31%).
