Según el IGA-OJF, el proxy del nivel de actividad de Orlando Ferreres, se notó un brote verde en el comienzo de 2019. Un brotecito, en rigor. Según el IGA-OJF, la medición desestacionalizada observó una suba mensual del 0,25% en enero. Sin embargo, registró una caída de 5,9% anual. Un día antes, Ferreres había anunciado una suba de la industria de 1,7% mensual en enero.
“En el arranque del año, la actividad general anotó una contracción del 5,9% en relación a enero de 2018, moderando la merma reportada en diciembre pasado. De esa forma, el IGA-OJF acumula diez meses en terreno negativo de manera consecutiva, siendo el inicio de este proceso coincidente con el impacto pleno de la sequía de la campaña pasada y la exacerbación de los desbalances macroeconómicos”, dijeron desde Ferreres.
“Concentrándonos en los datos del mes, los resultados positivos están asociados casi con exclusividad al sector agropecuario, que marcó un crecimiento del 7,6% interanual de la mano de la mejora en las cosechas de trigo, maíz y girasol”, agregan.
“En oposición, el principal lastre para la actividad económica provino del desempeño industrial, en el que la caída alcanzada fue del 8,3%, mientras que el segmento comercial anotó una baja del 8% respecto a enero del año pasado, sumamente influenciada por la dinámica de la rama mayorista (-11,2% interanual)”, agregó el reporte.
Como señalan los economistas, la recuperación en las zonas agropecuarias será en forma de V, tal como se está viendo mientras que en las ciudades la letra será la L, es decir, el estancamiento.
“Como dato positivo destacamos que la medición desestacionalizada ofreció un crecimiento mensual del 0,25% tras haber registrado variaciones negativas en los cinco anteriores registros”, dijeron desde Ferreres, aunque relativizaron el optimismo: “Remarcamos que ese resultado debe ser interpretado con cautela, considerando las anomalías en la actividad de algunas ramas industriales”.
