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El riesgo es grande, pero hay más para subir que para bajar

Los mercados internacionales están cambiando a Argentina de categoría. Esto abre la chance de tener acceso a más capitales. Dependerá de la inflación de cada mes y de los resultados electorales. Hoy los bonos valen 20% menos que en la última cumbre y las acciones están 85% abajo.

25 febrero de 2019

Por Luis Varela 

Con muchas cotizaciones en una cumbre, los inversores de aquí, allá y todas partes se mueven en manada. Y los mercados se mueven con una suerte de pequeñas estampidas. Una noticia cauual, en cualquier parte, genera un principio de caída que parece vertical, pero luego aparecen los ambiciosos, y los valores siguen sostenidos.

En este momento, como pocas veces se ha visto, hay dos factores que plantean el principio de estampida y posible derrumbe, o la continuidad de una suba, que cada vez es más trabajosa. Un factor es externo (la pelea entre Estados Unidos y China, y el Brexit) y el otro factor es interno (la elección presidencial de octubre próximo).

Con Trump y los chinos el diálogo va avanzando. Pekín moderó algo su dureza esta semana al volver a comprar algo de soja estadounidense. Pero Trump anunció ayer que el Día D se postergó y por lo tanto no se produciría una escalada en la guerra comercial que ya tiene siete meses. Ese día Estados Unidos iba a aumentar los aranceles de 10% a 25% los bienes importados chinos, valuados en US$ 200.000 millones. Los mercados descontaban que eso no ocurriría y por eso la Bolsa de Nueva York siguió firme.

Y el tema electoral argentino está en proceso. Macri sigue sufriendo los embates de una economía muy complicada, porque el presidente de Cambiemos también fue peronista: no bajó el gasto del Estado y aumentó los impuestos. Y Cristina va enhebrando alianzas, muda, para intentar liderar la oposición a partir de las PASO de agosto.

Con esos dos elementos como música de fondo, durante la semana que acaba de terminar las calificadoras de riesgo cambiaron a Argentina de posición. Estaba en la categoría de países descartados (mercados de frontera) y la ubicaron en la categoría de países prometedores (mercados emergentes), pero sin sacarla de la categoría anterior.

Esta doble categorización se mantendrá hasta agosto. ¿Por qué se eligió agosto para revisar el lugar en el que se mantendrá al país? Simple: en agosto están las PASO. Se sabrá si Macri y Cristina van a la final.

¿Qué significa que Argentina esté en la categoría fronterizos o emergentes? Según cálculos de algunas consultoras, el total operado diariamente en fronterizos es de US$ 100 millones de dólares por día y el total operado en emergentes llega a US$ 30.000 millones al día. De lo operado en fronterizos, la Argentina tiene por nomenclatura el 15%. Y de lo operado en emergentes, la participación es del 0,5%.

O sea, hasta enero, de los US$ 100 millones por día de fronterizos, Argentina captaba US$ 15 millones y de los US$ 30.000 millones de emergentes, Argentina captaba cero. A partir de marzo, Argentina seguirá captando los US$ 15 millones de fronterizos, pero captará además US$ 150 millones de emergentes (el medio por ciento de US$ 30.000 millones).

Y en agosto, según como surja de las PASO, y por supuesto de la marcha de la economía, las calificadoras de riesgo definirán dos cosas: si nos vuelven a fronterizos, si nos suben definitivamente a emergentes, y si además nos aumentan la participación en emergentes.

Por ahora, como Macri sigue sin bajar el gasto y manteniendo impuestos imposibles, la inflación volvió a meter la cola. Desde el pico de 6,5% mensual anotado en septiembre, en octubre bajó a 5,4%, en noviembre a 3,2% y en diciembre a 2,6%, pero en enero subió a 2,9% y varios analistas adelantan que en febrero la suba de los precios estará entre 3,2% y 3,5%.

Frente a eso, Macri hizo un contramovimiento. Primero bajó las tasas, porque muchas empresas cerraron y los despidos se multiplicaron. Pero cuando la inflación mostró los dientes, las tasas fueron aumentadas otra vez. Cuando el tema no son las tasas, sino el gasto público y la presión impositiva.

En diciembre Macri (asustado) ordenó bajar las tasas, y bajaron en plazos fijos de 52% de mínima y 58% de máxima hasta 34% de mínima y 36% de máxima. Esa baja fue posible porque el BCRA achicó la tasa de las Leliq de 62% a 44%. Pero conocida la inflación de enero y como viene febrero, Macri dio una contraorden: la tasa de las Leliq acaba de subir de 44% a 49,5%, y los plazos fijos subieron a 35% de mínima y 38% de máxima.

Esa movida en las tasas, alteró el precio del dólar. De los precios anotados por el billete verde a principios de mes ( $ 37,20 mayorista, $ 37,70 blue y $ 38,30 minorista), a mediodía del jueves pasado se llegó a $ 40,20 mayorista, $ 41 blue y $ 41,40 minorista). En ese momento Sanleris saltó la tasa y operó con el dólar a futuro, y el dólar cedió algo: $ 39,22 mayorista, $ 38,75 blue y $ 40,21 minorista.

Por supuesto, la consecuencia directa de todas esas idas y vueltas se sintió en los valores argentinos. Tanto las acciones como los bonos abandonaron la suba que venían experimentando. El índice MAE, que mide la evolución de los bonos, había subido entre enero y principios de febrero de 174 a 181 puntos. Y este mes cambió de dirección, hasta bajar a 176 puntos el jueves y volver a 178 el viernes.

Y el precio de las acciones hizo un movimiento similar. El Merval en dólares de la Bolsa porteña se había derrumbado desde US$ 1,758 en enero del año pasado hasta US$ 730 a mediados de diciembre último. Luego rebotó hasta US$ 978 hace dos semanas, cayó hasta US$ 890 el jueves, pero regresó a US$ 946 el viernes.

En este momento los inversores están bailando al filo de una navaja. Irán revisando la inflación mes a mes. Y cada elección provincial.

Por eso, sabiendo que los valores argentinos llegaron a valer mucho más que lo que valen hoy con esta incertidumbre electoral, la posición de fondo es optimista. Los bonos llegaron a cotizar 20% más que el valor actual. Y la Bolsa, medida en dólares, llegó a cotizar 85% más que en este momento. Por eso, aun con un gran riesgo, hay más para subir que para bajar.

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