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El rebote de la actividad comenzaría en el 2º trimestre

Tras el duro 2018 y con un 2019 que arrancó más auspicioso en el plano financiero, en el sector privado estiman que estamos en el piso de la recesión y que la economía pegará la vuelta pronto

17 enero de 2019

El 2019 arrancó con noticias alentadoras en el frente financiero y, como dice el último reporte de SBS, se inició con una fuerte preferencia por el “riesgo argentino” de la mano, principalmente, de un clima global más favorable para mercados emergentes, en general y Brasil, en particular. Hay varias señales de ese “veranito” financiero.

El BCRA volvió a comprar dólares: ya sumó casi US$ 150 millones a sus reservas.

El riesgo país perforó los 700 puntos.

El Merval ya está nuevamente en la zona de los 35.000 puntos.

Sin embargo, la economía real sigue crujiendo y las perspectivas no son alentadoras. En el corto plazo, cuanto menos. Ayer lo señaló la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). El Indice Líder (IL), que busca anticipar cambios de tendencia en el ciclo económico, presentó una caída de 0,90% en su versión desestacionalizada durante diciembre y, así, la serie tendencia-ciclo cae 4,25%. En resumen, dice: “Los resultados sugieren que se mantendrá la recesión de la actividad económica durante los próximos seis meses”.

El Economista dialogó con Bárbara Guerezta (Arriazu Macroanalistas) y Martín Vauthier (Eco Go y UTDT) para saber qué esperan para el nivel de actividad en los próximos meses.

Bárbara Guerezta Arriazu Macroanalistas

“Nosotros analizamos el crecimiento económico de corto plazo por el lado de los impulsos, que pueden ser exógenos (cosecha agrícola), externos (evolución de lossocios comerciales, precios internacionales y movimientos de capitales), e internos (fiscal y monetario/crediticio). Un análisis de estos determinantes muestra que hoy Argentina se encuentra en el peor momento, pero que posiblemente en los próximos meses, especialmente en el segundo trimestre, se registren mejoras sensibles en actividad. Al no tener todavía el dato oficial de 2018 es difícil saber si los avances servirán para mostrar un crecimiento global anual, o si sólo permitirán compensar el arrastre negativo del año pasado”, dice, como introducción, la economista.

La cosecha será el factor expansivo más importante de 2019, dice. “Si se consolida el pronóstico de 130 millones de toneladas (las recientes lluvias pueden afectar a parte de la campaña de soja, pero la de maíz se mantiene con buenas perspectivas), el país puede recibir ingresos genuinos por unos US$ 10.000 millones adicionales. Eso es casi 2% del PIB de impacto directo, a lo que falta agregarle todo el efecto indirecto que genera el mayor poder de compra de un sector de la economía sobre toda la estructura productiva”, dice Guerezta.

El Tesoro, agrega, no será un factor expansivo y “debería mantener su política de reducción de déficit para sostener el acuerdo con el FMI y no podrá generar un aumento de la capacidad de compra interna”. En realidad, dice, “lo que busca el Gobierno con su plan de ajuste fiscal es despertar un círculo 'virtuoso' de mayor confianza ? menor salida de capitales ? y más actividad económica”. Si lo logra, argumenta, “el impacto sobre la economía será positivo gracias a la mayor austeridad fiscal, pero de manera indirecta”.

Guerezta también explica cómo jugará el sistema financiero y el crédito. Una suba de depósitos implica una quita del poder de compra de la economía y un aumento de los créditos, una inyección de poder de compran. “El BCRA hasta el momento está implementando una política monetaria restrictiva, al no permitir una expansión de base monetaria. En las últimas jornadas relajó apenas esa restricción por la caída del tipo de cambio. Cuando licita pesos para comprar dólares, satisface la demanda de base evitando una mayor apreciación del tipo de cambio, y proveyendo liquidez al sistema, lo que relaja los niveles de tasa de interés, y lleva algo de alivio a la actividad económica. Es todavía muy temprano para cuantificar los efectos de las intervenciones de los últimos días, pero ayudan”, agrega.

Ante ese escenario, proyecta: “El conjunto de los bancos se sumará al impulso expansivo cuando aumente los créditos, pero para que eso ocurra, se necesita una caída de la tasa de interés un poco mayor. BCRA informó recientemente que expandirá la base monetaria de a 1% por mes a partir de julio, y eso irá contra caída del stock de Leliq, y de tasa de interés, subiendo la capacidad prestable. Si para ese entonces se consolidó la calma que vimos estas semanas, esos recursos pueden destinarse a créditos financieros y, en caso contrario, pueden generar una caída de depósitos y una mayor dolarización”, argumenta.

Por último, la dolarización es la gran incógnita. En 2018, la salida de capitales fue el principal destructor de la demanda interna, y por ende del PIB, junto con la sequía agrícola. “En 2019, con elecciones, existe el riesgo de que una nueva ola de desconfianza y temor se desate según cómo avance el calendario electoral. “Aunque la masiva salida de capitales que observamos el año pasado ?que dejó la monetización de la economía en niveles mínimos en términos de PIB? hace pensar que no queda mucho más margen para una nueva corrida de esa magnitud, estos riesgos nunca son nulos en Argentina”, matiza Guerezta.

Martín Vauthier Eco Go y UTD

“Nuestra proyección para 2019 apunta a una caída del PIB de 2,5%, luego de la contracción de 2,4% en 2018”, dice Vauthier. No obstante, agrega el hombre Eco Go, “la retracción de 2019 se explica exclusivamente por el importante arrastre estadístico que deja el último trimestre del año, que estimamos en torno a 4%”.

La proyección de 2019 supone, asimismo, un crecimiento del PIB de 0,5% trimestral desestacionalizado.

“Entre los sectores que van a traccionar el nivel de actividad se cuentan en general los sectores transables y otros que se ven beneficiados por la nueva configuración de tipo de cambio. Pueden contarse la agroindustria, con el impulso adicional de la normalización en la cosecha tras la sequía del año pasado; el turismo (donde ayuda también la mejora en la conectividad local y la baja en los precios de los pasajes de cabotaje) y la construcción privada, dado el desplome en los costos en dólares”, explica Vauthier en diálogo con El Economista.

Por el contrario, dice: “Los sectores orientados al consumo y al mercado interno dificilmente logren una recuperación perceptible, en un contexto donde la recuperación moderada del poder adquisitivo (paritarias, jubilaciones y prestaciones sociales) no va a lograr compensar la caída de 2018 y el crédito se va a mantener adormecido frente a la cautela del BCRA a la hora de ir bajando la tasa de interés desde los actuales niveles de overshooting”.

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