El índice de precios al consumidor en Estados Unidos no tuvo variaciones en noviembre mientras que la inflación núcleo, que excluye a los rubros volátiles como energía y alimentos, registró una suba de 0,2%.
En los últimos doce meses, la suba acumulada fue de 2,2% tanto en el índice general como en el caso de la inflación núcleo, ligeramente por encima de la meta del 2% de la Reserva Federal.
En el comportamiento de la inflación influyó la caída del precio del petróleo y el fortalecimiento del dólar, que subió 5% entre abril y noviembre contra una canasta de monedas, abarata los productos importados para los consumidores estadounidenses. Desde mayo el dólar ganó 5%.
De todas maneras, el mercado espera que la Fed suba la tasa de interés por cuarta vez en el año en su reunión de la semana que viene. Pero los analistas no se ponen de acuerdo sobre la cantidad de subas de tasas que habrá en 2019. Para algunos habrá cuatro, para otros dos.
Esas visiones responden a distintos pronósticos sobre la trayectoria de la inflación. Por un lado están los que sostienen que cierta desaceleración de la economía frenará el ritmo de suba de los precios mientras que otros afirman que con una baja tasa de desempleo, la suba de salarios y el impacto en algunos precios, impedirían que la inflación baje.
En ese contexto el debate sobre cuál debe ser la política monetaria del año que viene, ganará intensidad.
