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Positivo: el empleo viene capeando la tormenta

19 diciembre de 2018

En momentos de crisis, como los actuales, dejar de empeorar, a veces, es lo mejor que puede ocurrir. Algo así rescataron los economistas tras la difusión de los datos laborales del tercer trimestre. “Pese a la recesión, no hay destrucción de empleo”, destacó, por ejemplo, Ecolatina.

Pero, en concreto, ¿qué dicen los números? Los resultados del tercer trimestre muestran que la tasa de actividad es del 46,7%, la tasa de empleo es del 42,5% y la tasa de desocupación alcanza a 9%. “Estos resultados no representan diferencias estadísticamente significativas respecto al trimestre anterior”, dijo el Indec.

“En el período interanual, en cambio, se registra un incremento estadísticamente significativo en la tasa de desocupación respecto al tercer trimestre de 2017”, matizó el Indec. Por otra parte, no se registran cambios significativos en las tasas de empleo y actividad con respecto al mismo trimestre del año anterior.

Como siempre, los datos laborales dejaron mucha tela para cortar. Su importancia, como eje rector de la vida económica, así lo amerita.

“Los datos del mercado de trabajo reflejan una módica creación de empleo en un contexto recesivo, aunque de baja calidad. En líneas generales, los indicadores muestran un deterioro: aumento del desempleo (debido a mayor oferta laboral) y aumento de la ocupación y subocupación demandantes (buscan complementar o incrementar ingresos)”, dijeron en LCG. “La tasa de actividad pasó de 46,3% a 46,7% influenciado por el efecto de trabajador adicional, es decir, la incorporación de personas al mercado de trabajo que buscan complementar los ingresos del grupo familiar muy golpeados por la aceleración inflacionaria. La tasa de desempleo escaló a 9%, un incremento de 0,7 punto Llega a ser la tasa más elevada para un tercer trimestre de la gestión Cambiemos. No obstante, el aumento de la desocupación (110.000 nuevos trabajadores) obedece exclusivamente al incremento de la tasa de actividad. En términos brutos se creó empleo a pesar de la caída del PIB”, dijeron desde la consultora que ahora lidera Guido Lorenzo.

Por último, agregó: “Debe decirse que la mayoría de los que se sumaron al mercado laboral (238.000 personas) consiguieron un trabajo: la tasa de ocupación pasó de 42,4% a 42,5%, lo que significó la incorporación de 128.000 nuevos ocupados”

“Pero, aunque el empleo aumentó en cantidad, la calidad del empleo creado es más baja: de los 128.000 nuevos ocupados, más del 60% se empleó de forma independiente (presumiblemente en trabajos no calificados). Del 40% que ingresó como asalariado, pero solo el 16% se trató de empleo informal. En otras palabras, sólo el 31% del nuevo empleo se explicó por asalariados formales. Cruzando estos datos con los del SIPA, las conclusiones pueden ser menos alentadoras: el crecimiento del empleo asalariado registrado en el tercer trimestre se basó en el mayor aumento de asalariados de casas particulares (+4,3% interanual). Adicionalmente, en la desagregación sectorial la industria continuó liderando la baja (-2,8% interanual). Este sesgo hacia la creación de empleo que no es en relación de dependencia no mejorará marginalmente a la recaudación debido a que no aportan en la misma cuantía que el asalariado formal”, dijeron, como vaso medio vacío “Por el momento no se observa que la caída en el nivel de actividad haya tenido un correlato en el empleo.

Por caso, durante el segundo trimestre de 2018 la actividad cayó 4,2% y el empleo creció 2% (+1,5%, según SIPA). Asimismo, la contracción fue de 3,5% en el tercer trimestre del año y el empleo avanzó 1,1% (0%, según SIPA). Es decir, pese a la recesión, no hay destrucción de empleo. Sin embargo, el ajuste en el mercado laboral impactó en el salario real, que retrocedió 2,7% en el segundo trimestre del año y 9,6% en el tercer trimestre”, dijo Ecolatina. Quizás allí se encuentre el motivo de la capacidad de las empresas de retener a su personal, es decir, ajustar por precio, y no por cantidad.

También aportó su visión el sociólogo Daniel Schteingart. “Se evidencia un deterioro moderado del mercado laboral, menor comparado con otras variables como el poder adquisitivo y pobreza, que empeoraron en una magnitud más profunda entre los terceros trimestres de 2017 y 2018”, explicó vía Twitter. “La desocupación pasó del 8,3% al 9% en ese período. Es una suba estadísticamente significativa, aunque moderada y menor a la esperada (dado que) muchos esperaban desempleo de dos dígitos para el tercer trimestre”, agregó. “De modo similar a lo que ocurrió en el segundo trimestre, la suba de la desocupación no se explica por destrucción neta de empleo, sino por personas (mujeres adultas) que pasaron de ser inactivas a desocupadas (no buscaban empleo y ahora buscan pero no encuentran)”, agregó el sociólogo. “En resumen, dentro de un entorno muy malo para los indicadores socioeconómicos, los que salieron hoy del mercado de trabajo parecerían ser menos negativos que otros”, resumió.

¿Cómo sigue?

Además de eso, persisten desafíos hacia adelante. “Para el último trimestre del año no esperamos mejoras en los indicadores del mercado de trabajo. La tasa actividad probablemente siga creciendo, debido a la necesidad de aumentar los ingresos familiares. Sin embargo, al ser un trimestre estacionalmente 'positivo' en creación de empleo, el desempleo podría mantenerse por debajo de los dos dígitos”, dijo LCG. “Proyectamos que rondará el 9,3%”, agregó.

Ecolatina, por su parte, dijo: “Pese a que el piso de la de actividad se daría en el último trimestre del año, estimamos que los problemas en el mercado de trabajo persistirán en los primeros meses del año que viene dado que el mismo opera con cierto retrasos. Por cuestiones estacionales, el desempleo difícilmente trepe a dos dígitos, pero el aumento en la desocupación podría ser significativo. En consecuencia, la tasa de desempleo para el último trimestre del año sería de 9,5% (+2,3 punto que en igual período de 2018). Adicionalmente, no esperamos un repunte del mercado de trabajo en 2019: las contrataciones están en mínimos históricos y la aparente poca flexibilidad del empleo ante la recesión puede implicar que una eventual recuperación no se traduzca en un boom de empleo, especialmente debido al estancamiento de la inversión. En este sentido, vale destacar que la mayor sensibilidad del empleo informal ante los vaivenes económicos serán los que expliquen los cambios en el nivel de empleo durante lo que resta del año y 2019”.

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