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Ruido político puede complicar rebote de la economía en 2019

Tanto empresarios como inversores mirarán, además de los fríos números, las encuestas para tomas sus decisiones y eso puede no ser bueno para la economía

Alejandro Radonjic 15 noviembre de 2018

Por Alejandro Radonjic 

La cosecha gruesa, el rumbo de las Leliq de Guido Sandleris, la convergencia hacia el déficit 0%, las reformas de Bolsonaro, las decisiones de Jay Powell en la Fed, el PIB de China?y la lista sobre variables que impactarán en estas latitudes durante 2019 puede seguir.

Y no puede faltar, lógicamente, la variable política. En 2019, hay presidenciales y las posibilidades de un cambio en la Casa Rosada no son menores y la reelección del oficialismo, que era una fija doce meses atrás, no está asegurada. Por un lado, Mauricio Macri viene perdiendo apoyos desde diciembre pasado (con un menor impacto en intención de voto) y, por el otro, Cristina Kirchner suma apoyos políticos. Aunque no se sabe si la expresidenta “jugará”, su volumen electoral avanza y su capacidad de articulación política, también. A su vez, la recesión en curso augura que ambas tendencias podrían profundizarse durante la temporada estival. Ese es el primer dato: hay elecciones y serán reñidas.

“La incertidumbre vinculada a la política es uno de los factores que está poniéndole un piso a la baja del riesgo país. No lo veo por un tema de nombres sino más bien de políticas. Ese es uno de los riesgos que veo si se prolonga el escenario de tasas muy elevadas y se profundiza la recesión: una mayor receptividad del electorado a discursos 'antimercado' y 'anti-FMI', lo que puede terminar poniendo presión al programa financiero de 2020, cuando el Tesoro ya tiene que volver al mercado”, dice Martín Vauthier, Director de Eco Go.

La incertidumbre sobre quien puede venir y qué puede hacer es el segundo dato. Sobre todo, considerando la varianza programática entre Cambiemos y el universo opositor. Eso asegura un waitand-see en 2019. Por lo menos, en la economía real. “Obviamente, la incertidumbre electoral tiene efectos sobre la economía. El más obvio es que afecta la inversión real hasta tanto no se aclare el panorama. Quién seguirá al frente en la Casa Rosada y qué programa económico tratará de llevar adelante son dos preguntas relevantes para los que están pensando en hundir capital a largo plazo en el país”, dice Matías Carugati, Economista Jefe de Management & Fit ante El Economista.

Lo que más inquieta, sin embargo, es un potencial corcovo financiero. Una reedición del semestre trágico y sus coletazos pero, ahora, tan solo a unos meses de las elecciones. “Como suele pasar en la mayoría de los países, sobre todo emergentes, la incertidumbre política se traducirá en incertidumbre financiera. En particular, el elevado riesgo país y el spread de rendimientos de los bonos que vencen en 2019 con el resto marcan un poco eso. Creo, por un lado, que hay ciertos riesgos de que haya una toma de ganancias y salida de capitales que están entrando en estos meses al país antes de las elecciones. Y, por el otro, la demanda minorista podría reactivarse, como suele suceder en años electorales”, dice Martín Alfie desde Radar Consultora.

El economista Guido Lorenzo (FCE-UBA) pone números. “La incertidumbre de cualquier año electoral elevará el deseo por protección ante cualquier evento disruptivo. En ese sentido, la compra de dólares será fuerte, más allá de que las expectativas de depreciación sean bajas”, dice y estima en alrededor de 7 puntos del PIB, en términos netos, de Formación de Activos Externos (FAE), más conocida como fuga. Nada menos que US$ 30.000 millones en tan solo doce meses o menos. Como sus colegas, espera una inversión fría. “Esa misma incertidumbre es la que derrumba la inversión. Hasta que no haya un claro ganador, muchos proyectos de inversión no serán ejecutados y, más allá del buen clima que puede haber por la recuperación, las decisiones estarán condicionadas al resultado de las urnas”, dice y considera un frío similar en el apetito por la renta fija. “Sobre el riesgo país la duda que queda es si todo lo que se ve en la curva es 'efecto elecciones' o si el mercado pricea un escenario de dificultad de generar sostenibilidad fiscal”, agrega.

Un escenario más grave para la economía podría ser si la incertidumbre se traduce en expectativas crecientes de una derrota de Cambiemos en las presidenciales, un escenario no deseado por grandes empresarios ni los players financieros más importantes. Más allá de las críticas frecuentes o la falta de entusiasmo, Macri sigue siendo el candidato del mercado y los empresarios. “Un regreso del Gobierno anterior no va a ser bien recibido, simplemente porque podrían cambiar las instituciones y las reglas de juego”, dice Lorenzo. Allí podría generarse un círculo vicioso que aceleraría el deterioro económico y, con eso, alejar las chances de una victoria de Cambiemos.

“Si es alguien con discurso antimercado, para no personalizar, entonces tardaremos más en revertir el castigo a los activos locales y el proceso de estabilización va perder eficiencia y sustentabilidad”, razona Gabriel Caamaño Gómez (Consultora Ledesma).

Un tema que preocupa allí es que el Gobierno tiene escasos márgenes de acción fiscales (tiene que bajar el gasto, además de subir impuestos) y, a su vez, mantener tasas de interés altas para obturar cualquier intentona de correr sobre la moneda e ir bajando la inflación.

¿Si en abril o mayo de 2019 aparece alguna encuestadora reputada con una proyección de votos para Cristina de 40% y Macri en 30%? “El panorama hacia adelante es binomial. Si las encuestas son creíbles y muestran eso, el riesgo país se va a 1.000 puntos básicos y el dólar se pega un viaje. Todo se paraliza a la espera de la elección final. Luego, hay un rally con un resultado que asegure la continuidad de políticas o el riesgo país y el dólar suben aún más”, dice Miguel Zielonka, Director Asociado de Econviews. “La situación es pato o gallareta para 2020 y siguientes”, dice, en criollo.

La apuesta oficial parece débil y volcada, crecientemente, sobre el discurso. No todo está perdido, por cierto. Macri mantiene buenos niveles de aceptación (en la zona de 30%) y la intención de voto podría ser aún mayor, sobre todo en un escenario de polarización con Cristina, que tiene una imagen negativa alta. Más allá de cierto freno en la inversión (también producto, hoy, de la retracción de la demanda) y un eventual estrés financiero por la mayor demanda de cobertura por parte de los minoristas, la economía podría empezar a pegar la vuelta en algún momento del primer semestre. Si, además, el dólar no salta y las tarifas no sorprenden, la inflación podría ubicarse debajo del 2% mensual. Eso es clave. Como dice Zielonka, “los votantes respondemos según las condiciones económicas 90 días antes de las elecciones”.

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