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El riesgo país no baja (y debe hacerlo pronto)

Una de las condiciones para que el plan del FMI sea exitoso es que Argentina pueda recuperar el acceso a los mercados internacionales

31 octubre de 2018

Por Guido Lorenzo Universidad de Buenos Aires

Una de las condiciones para que el plan del FMI sea exitoso es que Argentina pueda recuperar el acceso a los mercados internacionales. Una vez utilizado el fusible del FMI, el riesgo país deberá bajar y los títulos argentinos deberían volver a ser atractivos para los mercados internacionales.

Incluso en el Staff Report el FMI prevé que Argentina tome nueva deuda por más de US$ 15.000 millones durante el período 2020-2021 para que el programa financiero de esos años sea atendible. Todo esto a pesar del superávit primario que alcanzaría en esos años.

Pero, actualmente, el riesgo país no baja y muchos hacen alusión a que es un fenómeno debido a la incertidumbre electoral. El problema es si no es así, es decir, si Cambiemos gana las elecciones ya desde las encuestas y no se empieza a ver una baja del riesgo país. Eso sí podría representar un problema estructural para el país.

De hecho, de eso se empieza a hablar en algunos círculos de inversores a los cuales los convencieron diciendo que en caso que la situación se complique está María Eugenia Vidal para ponerse al hombro la campaña, algo difícil que suceda dada la dinámica del PRO, pero que debería despejar rumores acerca de un posible retorno de Cristina Fernández de Kirchner o un PJ renovado.

A pesar de todo esto, el riesgo país no baja. Uno podría echarle la culpa a la incertidumbre internacional, pero parece ser un riesgo de Argentina más que de la región, como se ve en el gráfico. Es que el problema con Argentina son varios, y la Historia que no la favorece: ningún acuerdo con el FMI fue cumplido. Por otro lado, el programa fiscal aún no se implementó y los inversores quieren ver si el ajuste es viable.

Esto siempre remite a la discusión si Argentina es solvente o no. En el inconsciente colectivo, el país es rico y sólo está mal administrado. La realidad es que las creencias de riqueza colectiva son inferiores al PIB que puede generar el país. Esto incluso sucede en la percepción política y lo que se transmite en el acuerdo con el FMI. Por ejemplo, estamos atados a un crecimiento en forma de “V” que se sustenta en un crecimiento de las exportaciones del cual aún no sabemos que pueda suceder. Es esa tendencia a tomarnos a cuenta las ganancias antes de realizarlas que ya conocemos.

A esto hay que agregarle que si bien formalmente no se puso ninguna cláusula que subordine el pago de la deuda al FMI, la Historia marca que a los tenedores de bonos les ha tocado sufrir algún “haircut” mientras que el FMI recibe el capital más los intereses completos. Por lo que, de facto, hay una subordinación.

El mercado va a querer ver si Argentina es solvente, y parte de esa solvencia es observar que puede implementar el acuerdo con el FMI sin tener consecuencias sociales importantes. Por eso, en parte, los ajustadores sociales para contener una calle que va a estar caliente en un año duro.

Pero nuevamente, retomamos. A pesar de eso, Argentina debe mostrarse firme en el compromiso de mantener una capacidad de pago alta a través de ir cumpliendo el programa fiscal. Pero para mostrar que es viable desde un punto de vista más agregado y, también, hacer el switch hacia un crecimiento de las exportaciones que permitan que el país crezca en años en los que el consumo y la inversión estarán deprimidos. El rol del tipo de cambio alto será clave y deberá ser alto para explorar posibilidades de encontrar nuevos bienes y servicios donde Argentina demuestre tener una ventaja comparativa.

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