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Imparable, el déficit comercial escaló a US$ 1.127 M en agosto

El ICA sorprendió porque las exportaciones cayeron, las importaciones ajustaron poco y, como resultado, el saldo comercial fue importante

Alejandro Radonjic 27 septiembre de 2018

Por Alejandro Radonjic 

Más allá de la recesión y la fuerte devaluación del peso, el comercio exterior no se inmutó. Cuanto menos, en agosto. Así lo informó ayer el Indec a través del ICA.

Los números

El mes pasado, las exportaciones achicaron 1,4%; las importaciones cayeron levemente 0,3% y el saldo comercial fue de US$ 1.127 millones. Así, ya acumula US$ 6.993 millones versus US$ 4.435 millones en igual periodo de 2017. Como resultado de exportaciones acumuladas por US$ 40.373 millones (+4,1% interanual) e importaciones por US$ 47.366 millones (+9,6% interanual).

Los ajustes externos tardan tiempo: ni los importadores pueden sustituir su proveedor extranjero por uno local en semanas ni los exportadores pueden abrir mercados en un par de días

El resultado sorprendió en el mercado porque se esperaba, a causa del cóctel recesión con devaluación, una suba más potente de las exportaciones, una caída más brusca de las importaciones y, como resultado, un desequilibrio comercial significativamente menor.

Sin embargo, los ajustes externos no son inmediatos. Ni los importadores pueden sustituir su proveedor extranjero por uno local en semanas ni los exportadores pueden abrir mercados en un par de días, más allá de que el nuevo dólar sea mejor.

Atenuantes

Desde LCG agregan varios atenuantes y diferencian la caída en las exportaciones del complejo sojero del resto de las exportaciones que, de hecho, crecen. “Los efectos adversos de la sequía no dan tregua y las exportaciones totales del complejo sojero retrocedieron 31% en agosto mientras que el resto crece 11,8%, aunque concentradas en sectores puntuales”, indicaron. Por caso, señalan, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) continuaron muy dinámicas y avanzaron 11,3%. Sin embargo, descontado las exportaciones del sector automotriz (+35%), el crecimiento se reduce a 1,2%. A la vez, los envíos de combustibles crecieron 8%, aunque desaceleraron fuerte contra los meses anteriores.

También hay atenuantes en las importaciones. En primer lugar, porque, en cantidades, cayeron 5,5% y “la caída no es más significativa por factores puntuales”. Por ejemplo, los combustibles crecieron 58% (por aumento de precios) y los

bienes intermedios aumentaron 17%, explicado casi en su totalidad por importaciones de porotos de soja (+ US$ 204 M) necesarias para atender la falta de insumos locales. “Descontando estos factores, las importaciones hubieran caído 9%”, indicaron en LCG. De hecho, el resto de los usos de importación reflejan tanto la baja de la demanda como de la producción e inversión local: bienes de capital (-25%), vehículos de pasajeros (-15%), piezas y accesorios para bienes de capital (-9%) y bienes de consumo (-4%).

Paciencia

Según Ecolatina, “la dinámica 'inesperada'” tenderá a revertirse en los próximos meses. “El peso de la producción agropecuaria entre las exportaciones totales se reducirá dado que ya tuvo lugar la salida de la cosecha gruesa y, por lo tanto, las caídas de las exportaciones deberían revertirse e iniciarse un crecimiento de las mismas”. Con esa dinámica, “estimamos que las ventas externas cerrarían 2018 en la zona de US$ 61.000 millones, marcando un avance de 5% frente al acumulado 2017”.

“Para los meses que siguen, esperamos que el desequilibrio se vaya achicando, fundamentalmente por una caída más pronunciada de las importaciones”, dicen desde LCG y agregan: “En el corto plazo, la continuidad del crecimiento de las exportaciones dependerá en gran medida del sostenimiento de la demanda de Brasil, que se encuentra sumergido en una ola de incertidumbre política”.

Sobre las importaciones, Ecolatina dice: “La relativa estabilidad de los valores importados en agosto (-0,3%) no se sostendría en los meses venideros. En primer lugar, cabe destacar que las cantidades adquiridas en el exterior retrocedieron 5,5% y el aumento de precios atenuó esta caída. Por otro lado, producto del criterio de devengado que emplea el informe del Indec, se contabilizan los bienes que ingresan al país, independientemente de cuando se pautó la operación comercial. Por lo tanto, es muy posible que planificaciones más optimistas de meses anteriores hayan impactado en las importaciones de agosto. En este sentido, que el uso de bienes intermedios ?insumos productivos? fuera el que más creció señala que el rezago entre la compra y la entrega de mercancías posiblemente explique esta dinámica. Por ende, estimamos que en los próximos meses la tendencia negativa de las importaciones se agravará, tanto por la recesión como por la depreciación del peso, y en parte porque estas operaciones pautadas y no entregadas irán perdiendo lugar paulatinamente. Como resultado, las mismas caerían levemente en el acumulado anual, ubicándose en torno a US$ 66.000 millones”.

Coincidieron en Radar. “Es esperable que la caída de las importaciones sea más profunda en los próximos meses, ayudando a reducir el rojo externo. Proyectamos que el déficit externo mostrará una caída interanual en los próximos meses, sobre todo por la caída del nivel de actividad (que afectará especialmente la importación de bienes de capital y vehículos)”, dicen.

“Con un tipo de cambio real cercano a los niveles actuales y una actividad económica con escaso dinamismo en lo que resta de 2019, esperamos que las importaciones continúen la dinámica contractiva en volumen mientras que las exportaciones deberían volver a mostrar variaciones positivas luego de superado el efecto de la sequía”, fue la lecturas desde ACM.

Pero vino con una aclaración: “Sin embargo, no hay que perder de vista la apreciación real que pueda surgir en lo que resta del año puede disminuir la mayor competitividad precio debido a altos registros de inflación para lo que resta del 2018 y un tipo de cambio que, por ahora, no continúa su marcha ascendente”.

Cierre y proyecciones

Frente a este escenario, desde Ecolatina proyectan que 2018 cerraría con un déficit comercial cercano a US$ 5.000 millones, “acumulando el segundo año en terreno negativo (algo que no sucede desde la salida de la convertibilidad)”. Sin embargo, dicen, “dado que las dinámicas del cuarto trimestre se extenderán en 2019, a lo que se sumará un panorama más cierto en un Brasil poselectoral, la recuperación del frente externo permitiría alcanzar un superávit en el año próximo”.

En ACM avizoran un rojo comercial de US$ 6.000 M para 2018.

“Para 2019 estimamos un mejor resultado en el frente externo, producto en gran parte del rebote de las exportaciones tras las sequías. Estimamos que aportaran entre US$ 6.000 y US$ 7.000 M adicionales. El mal desempeño de las importaciones, debido a la debilidad de la actividad económica sumado a un tipo de cambio que en promedio será muy superior al de este año, será el otro factor que contribuirá a la mejora del resultado”, coinciden en LCG.

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