A pesar de la fuerte devaluación del real, la inflación sigue en niveles muy bajos en Brasil. El Indice de Precios al Consumidor Amplio bajó 0,09% en agosto, según informó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. La inflación acumulada en los últimos doce meses es de 4,19%, por debajo de la meta de 4,50% que fijó el Banco Central. En los primeros ochos meses del año subió 2,85%.
Para los analistas, la clave del resultado fue la normalización del precio de los alimentos que se distorsionó fuertemente en mayo, como consecuencia del paro de los camioneros.
El paso de la devaluación a los precios es casi inexistente en la economía brasileña por el distinto peso que tiene el dólar en comparación a lo que ocurre en Argentina. Algunas de las explicaciones son que en Brasil hay desde siempre una tasa de interés real positiva que alienta las colocaciones en moneda local, el endeudamiento en dólares es bajo, el déficit de cuenta corriente es reducido y el nivel de reservas supera al del monto de la deuda por lo cual el país es acreedor del resto del mundo.
