Hoy empieza la tercera semana de paro de los docentes universitarios, que incluye el cese total de actividades en lo relativo al dictado de clases, las tareas de investigación y las administrativas. Desde noviembre del año pasado, los docentes han recibido sólo 5% de aumento en mayo pasado a cuenta, teniendo en consideración que el salario inicial para un ayudante es de seis mil pesos de bolsillo. El conflicto alcanza a 57 universidades nacionales a lo largo y ancho del país. Se trata de 190 mil docentes asalariados y 20 mil docentes que realizan tareas ad honorem.
Danya Tavela, secretaria de Políticas Universitarias del ministerio de Educación, informó a los gremios que en agosto darán un nuevo aumento del 5,8% a cuenta del futuro acuerdo, luego de que fracasaran las negociaciones. “Conadu declara insuficiente el aumento unilateral del Gobierno y ratifica el paro del 21 al 24 de agosto”, emitió en un comunicado una de las entidades gremiales al rechazar la propuesta del Ministerio de Educación. El pedido de los gremios es del 30% más cláusula gatillo, en un contexto en el que todas las estimaciones económicas indican que la inflación superaría los 30 puntos.
El segundo motivo de la medida de fuerza son los recortes presupuestarios anunciados en marzo de este año en materia de infraestructura edilicia. Según informaron miembros de la Conadu a El Economista se han detenido las obras de mantenimiento y no hay nuevas obras de infraestructura. En la Universidad de Neuquén, hubo incluso suspensión de clases por falta de calefacción.
El tercer punto de conflicto es el atraso de pagos devengados en insumos y materiales. Como parte del plan de lucha, los gremios docentes planean dar clases públicas el próximo viernes 24 en la Plaza de Mayo y realizarán una “Marcha Nacional Universitaria” el próximo 30 de agosto. La medida afecta en total a 1.600.000 alumnos y alcanza a 100 establecimientos educativos secundarios que dependen de universidades nacionales.
