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Somos una economía inmunodeprimida

La situación es delicada y necesita un tratamiento urgente y profesional por parte de las autoridades. ¿Qué deben hacer?

14 agosto de 2018

Por Gustavo Reija Director de Mecronomic

En el inicio de una semana compleja para la economía, es relevante efectuar algunas observaciones sobre la consistencia (o no) del Programa Financiero que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, presentó ante las autoridades del FMI, y que es parte del acuerdo por el que accedimos al Stand-By de US$ 50.000 millones.

¿Por qué considero relevante este análisis? Porque, soslayando de la coyuntura, lo importante es si los fondos para financiar el gasto público y honrar los compromisos de deuda muestran un sendero de convergencia con lo firmado en el acuerdo o si, por el contrario, los desajustes estructurales nos llevan a un sendero de insolvencia que puede derivar en situaciones ya vividas y que tendrían, de repetirse, consecuencias dramáticas para nuestra economía.

Es claro que el contexto internacional en el que nos movemos no es propicio para las economías emergentes. También es evidente que no todos los emergentes son lo mismo. Argentina presenta un beta negativa diferencial con respecto a los demás miembros del grupo lo que hace que los impactos se vean amplíen. ¿Esto es por perversión de los mercados? No. Es debido a errores de políticas internas lo que nos ponen en esta situación. Somos una economía inmunodeprimida a la que cualquier virus de resfrío le provoca una neumonía.

Las razones para que ello ocurra son muchas. Déficit gemelos, stocks de Lebac con vencimientos de corto plazo, incremento del endeudamiento dolarizado en Letes, fracaso de la política de metas de inflación, recesión en curso, sequía, ruido político con escándalo de cuadernos más caso Odebrecht, carencia de ingreso de dólares genuinos son algunas de ellas.

El Programa Financiero que Dujovne presentó al FMI (ver Tabla 1) prevé necesidades de financiamiento hasta fines de 2019 de US$ 8.000 millones. Hasta ahora parece una situación manejable, ¿verdad? Pero prestemos atención a la letra chica.

Los supuestos sobre los que están calculadas estas necesidades de financiamiento no son convergentes con la realidad. En primer lugar supone un roll over del 100% de las Letes en 2018 y 2019, cosa que claramente no está ocurriendo. En la última licitación se renovó el 54% a una tasa de 4,99%. En la anterior el porcentaje fue del 75% con una tasa del 3,75%, lo que muestra claramente que nos estamos alejando del supuesto del plan original.

Se prevé también un crecimiento del producto del 0,4% en 2018. Lo que ocurrirá en verdad es que este año el producto caerá 0,5%, pudiendo extenderse la caída al 0,9% en un escenario desfavorable. Esto impacta en la recaudación y, por ende, en las necesidades de financiamiento del gasto público.

Continuando con las previsiones, se estable que si el roll over de Letes en 2018 fuera de 50% en el tercer trimestre y del 75% en el cuarto, entonces las necesidades financieras se incrementan en US$ 4.200 millones. Es importante señalar que, otro de los compromisos firmados con el FMI prevé el rescate de las Letras Intransferibles que el Tesoro colocó en el BCRA a fin de mejorar la hoja de balance del banco y permitir que esos recursos se destinen al rescate de Lebac en el mercado secundario. Ajustando el plan original por las consideraciones antes expuestas el escenario queda de la siguiente manera (ver Tabla 2).

A esta inconsistencia entre lo previsto en el Programa Financiero original y la realidad hay que sumarle el alto riesgo de no contar con el respaldo político para aprobar la Ley de Presupuesto 2019 y, en consecuencia, no poder cumplir con la pauta de reducción del déficit fiscal para llevarlo al 1,3% de PIB, como se acordó con el FMI. Obviamente, esto volvería a modificar las necesidades financieras incrementándolas sustantivamente.

En resumen, la situación es delicada y requiere un tratamiento urgente y profesional por parte de las autoridades. No se trata de poner el acento en el contexto internacional como excusa a la falta de convergencia interna. Habrá que rediscutir con la misión del FMI, que esta semana estará en Argentina; presentar los números acorde a la realidad y ajustar el programa en lo que se requiera a fin de que los mercados tengan la certeza de que Argentina tiene el financiamiento asegurado hasta fines de 2019, único camino para que el riesgo país disminuya y los bonos soberanos se recuperen.

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