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“La esperanza en el corto plazo es una suba de las exportaciones”

El Economista dialogó con Pablo Dragún (Director del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina)

21 agosto de 2018

Entrevista a Pablo Dragún Director del CEU de la Unión Industrial Argentina Por Juan Manuel Antonietta 

El Economista dialogó con Pablo Dragún, director del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (UIA), sobre el complejo presente del sector manufacturero (que no es nuevo, dice). Hacia futuro, Dragún planteó que si Argentina no se suma decididamente a la Cuarta Revolución Industrial con un gran acuerdo tripartito entre Estado, empresas y sindicatos, corre el riesgo de primarizarse.

¿Qué dificultades están atravesando las empresas en “la tormenta” que señaló Mauricio Macri?

La industria ya viene complicada en promedio desde el segundo mandato de Cristina Kirchner. Las empresas se encuentran en un entorno de estancamiento generalizado, exceptuando el cemento, que es el sector que crece en los años electorales vinculado a la obra pública y la mayoría de los sectores ya venía con problemas de competitividad. A partir de 2016 la retracción del consumo generó una caída pronunciada de la industria que repuntó poco en 2017 debido a un esquema de mayor apertura importadora que dañó a sectores mano de obra intensivo como confecciones y calzado. Además los costos crecientes debido al salto tarifario ?necesario para recuperar la oferta energética? comprometieron aún más la situación de las empresas. Así, hoy en día las inversiones en la mayoría de las empresas están postergadas.

La industria ya viene complicada en promedio desde el segundo mandato de Cristina Kirchner

Además, las empresas hacen foco en lo complicado que se encuentra el mercado crediticio...

Hay una tasa de interés que se fija a partir de una cuestión macroeconómica de contener las expectativas de devaluación en un contexto inflacionario. En paralelo, el Gobierno está quitando las líneas de financiamiento a las empresas, negándose a dar un esquema diferenciado de financiamientos. En Brasil, cuando hubo tasas muy altas por la política de inflation targeting, el Banco Nacional de Desarrollo cubría con créditos específicos para las pymes sus necesidades de financiamiento. Acá hay algunas medidas que no alcanzan y el tema crediticio es muy importante porque la mayoría de las empresas están descontando cheques a tasas muy elevadas, resultándoles muy costoso. Además, el abrupto salto del tipo de cambio genera que muchas empresas que han vendido su mercadería con el dólar a $20 deban reponerla produciendo con insumos a un dólar de $ 30.

¿Cuándo observa la luz al final del túnel?

El año que viene la cosecha puede traccionar actividades en el interior, si es que el clima acompaña. No obstante, las metas fiscales impuestas para 2019 dificultan la posibilidad de que se recupere el consumo. La cuestión externa estará muy atada a lo que también pase en Brasil. De todas maneras creemos que en el primer trimestre de 2019 puede haber una recuperación vinculada principalmente a la soja y la posible tracción de la construcción.

El año que viene la cosecha puede traccionar actividades en el interior, si es que el clima acompaña

¿Cómo calificaría la política microeconómica de Cambiemos?

Veo una falta de coordinación entre los diversos organismos. Por otro lado, se han sancionado leyes muy interesantes como la Ley de Compre Argentino y Desarrollo de Proveedores que tienen una mirada de largo plazo. La Ley Pyme también cuenta con buenos lineamientos.

En este contexto, ¿cómo evalúa la medida de la disminución de los reintegros a las exportaciones?

En el Gobierno anterior los reintegros eran usados como instrumentos de caja y los pagos eran demorados. Con Cambiemos, los pagos comenzaron a pagarse al día y se aumentaron los reintegros en 2016 y 2017, como era necesario, ya que cumplen la función de ser compensaciones por los impuestos internos. El objetivo es no exportar impuestos y dañar la competitividad de las empresas. Hay que ver la medida final, pero el Gobierno se ampara en razones de corte fiscalista. Estas razones macro sobre las políticas hacen que el empresario que tenga que invertir esté todo el tiempo con la incertidumbre de hasta cuándo va a durar el beneficio que tiene. En otros países las reglas de juego no son así y se sostienen más en el tiempo.

Desde el Ministerio de Hacienda dicen que con el nuevo tipo de cambio no eran necesarios los reintegros...

Si uno observa la volatilidad del tipo de cambio, es pasmosa. Hay momentos de fuerte apreciación y otros de fuerte devaluación, no sabemos el sendero que va a tomar el tipo de cambio. El reintegro busca actuar sobre el margen que recibe el exportador por generar un valor agregado al país. El tipo de cambio afecta al que exporta y a los esquemas de costos. Muchos insumos están fuertemente atados al dólar con lo cual no es que la devaluación genera una mejora de la rentabilidad abismal, ya que gran parte de los insumos están dolarizados. No es la mejor medida y por otro lado no es la variable para decidir los reintegros. Con la tensión macro latente, no sabemos si el tipo de cambio real va a permanecer en este valor o si en 2019 va a presentarse otro ciclo de apreciación como los de 2015-2017.

¿Cómo ve las perspectivas de la industria?

La mayor esperanza en el corto plazo, de ahora fin de año, es una suba de las exportaciones que ya se está empezando a observar y la posibilidad de que haya menos importaciones por el nuevo tipo de cambio. Las variables más vinculadas al consumo interno y la inversión se perciben más rezagadas en el corto plazo. En 2019, esquemas crediticios o de recuperación del poder adquisitivo podrían ayudar. Por otro lado, el crecimiento de Brasil puede traccionar al sector automotriz y su cadena vinculada y al rubro alimentos. Hasta ahora Brasil ha explicado gran parte de la recesión industrial de los últimos años y recién está comenzando a hacer un aporte positivo a partir del año pasado.

¿Cómo se viene adaptando la industria a la llamada Cuarta Revolución Industrial?

Hay casos de empresas que se están acoplando fuertemente a la Industria 4.0 incorporando nuevas tecnologías como drones o GPS y hay muchos sectores que están a la vanguardia. Necesitamos la mayor difusión posible y para ello es necesaria de una buena articulación de políticas públicas, como están haciendo Estados Unidos, Alemania e Italia. Se están otorgando incentivos para realizar fuertes inversiones en este tipo de tecnologías. En Argentina, debemos pensar seriamente la posibilidad de otorgar incentivos fiscales ya que, de cara al futuro y si se pierde esta carrera, la economía corre el riesgo de primarizarse y el PIB per capita puede crecer menos que en el resto del mundo. Esto es lo que falta, hacer un gran acuerdo tripartito con el sector público, privado y los trabajadores para crear capacidades y articularlas.

Si se pierde la carrera de la 4° Revolución Industrial, la economía corre el riesgo de primarizarse y el PIB per capita puede crecer menos que en el resto del mundo

¿En la actualidad el Gobierno está realizando políticas al respecto?

Falta articulación. Hay iniciativas interesantes en distintos ministerios, pero hace falta encausarlas en un mismo sentido y dirección y fijar un plan con metas y objetivos claros. Hay que entender que es un desafío muy importante y hay que cuidar las joyas que ya tenemos como Invap, donde es necesario que el Estado le genere demandas.

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