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Hacienda no se puede relajar

Seguimos esperando que se cumplan las metas fiscales pero, por la recesión y la devaluación, las autoridades no pueden relajarse

02 agosto de 2018

Por Gabriel Caamaño Gómez Consultora Ledesma

La recaudación tributaria nacional de julio trajo una confirmación clave que, por esperada, no deja de ser un dato poco auspicioso. Los efectos de la recesión llegaron a la recaudación tributaria nacional y, en mayor medida, modificaciones introducidas en la distribución de los recursos como resultado del pacto fiscal y la reforma tributaria, se hicieron sentir sobre la porción de la masa de recursos tributarios que corresponden al Sector Público Nacional no Financiero (SPNNF).

En particular, deflactado por el IPC Nacional, la recaudación tributaria nacional neta de recursos derivados del Régimen de Sinceramiento Fiscal (RSF) cayó en julio en términos interanuales (-5,2%) por primera vez desde mayo de 2017. En los primeros seis meses, la recaudación deflactada por IPC había promediado un alza de 5,6% anual.

Es más, excepción hecha para el IVA y los aranceles a las importaciones, las variaciones interanuales negativas deflactadas por IPC fueron la regla para todos los tributos importantes. En el caso de los aranceles a las importaciones y el IVA DGA, si se deflacta por variación del Tipo de Cambio Nominal (TCN), la magnitud de la variación interanual positiva sereduce significativamente.

La masa de recursos que le corresponde la Nación, esto es la recaudación nacional neta de la distribución de recursos nacionales a las provincias, registró un alza interanual nominal de sólo 21,9% en julio, lo que implica una caída deflactada por IPC de 6,6% interanual. En los primeros seis meses, los guarismos, siempre considerando recaudación nacional neta de RSF, habían sido de 28,4% y 1,8%, respectivamente.

En otras palabras, buena parte de la posición holgada que el SPNNF logró amasar respecto del cumplimiento de las metas fiscales durante el primer semestre del año se resentirá, durante el segundo semestre, con la esperable y ahora confirmada desaceleración nominal de los ingresos tributarios y de las contribuciones a la seguridad social (al menos durante buena parte del mismo). A lo que hay que sumar el impacto de la devaluación y la suba del precio internacional del petróleo sobre los subsidios económicos.

Al respecto, los ingresos tributarios ordinarios (sin RSF) del SPNNF habían mostrado un buen nivel de dinamismo frente a un gasto primario que durante ese período promedio una tasa de crecimiento nominal interanual casi 10 puntos inferior. Permitiendo que el déficit primario neto del Programa de Inversiones Prioritarias (PIP) registrado durante dicho período fuera de sólo 0,9% puntos del PIB previsto para 2018, 0,2 puntos por debajo de la meta de 1,1% prevista para ese período.

Ahora, la combinación del impacto de la recesión sobre los ingresos y de la devaluación sobre el gasto en subsidios económicos amenaza, como mínimo, con reducir esa brecha entra la tasa de crecimiento de los ingresos tributarios ordinarios y el gasto primario.

Esto no implica que la meta no se va a cumplir. Al contrario, seguimos esperando que se cumpla. Pero implica que Hacienda no puede relajarse. Contexto dentro del cual deben considerarse los anuncios de aumentos tarifarios adicionales en transporte de pasajeros del AMBA, electricidad y gas de red realizados recientemente. Y que además pone nuevamente de manifiesto lo exigente que resultará la meta del año que viene y porque el Gobierno está tan necesitada de que parte del esfuerzo fiscal sea soportado por las provincias.

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