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Cinco expertos debatieron sobre los desafíos locales y globales

El Economista asistió al XIV Seminario Internacional del Boletín Informativo de Techint

24 agosto de 2018

Ayer, en el exclusivo edificio del Grupo Techint de la calle Della Paolera, El Economista asistió al Boletín Informativo Techint. En esta edición del ciclo de conferencias organizado por la multinacional argentina, disertaron los economistas Arvnid Panagariya, Richard Baldwin, José Guilherme Reis, Jorge Katz y Juan Carlos Hallak.

El título del décimocuarto seminario internacional fue “Disrupción en la economía global: bilateralismo, China, desintegración industrial”. Según Techint, la finalidad del boletín sigue siendo la misma desde hace 60 años: incentivar la actividad industrial en América Latina. Guillermo Hang, director del Boletín Informativo Techint, explicó las transformaciones que está experimentando la economía en los últimos tiempos.

“Mientras que, en los 90', el 60% del comercio mundial era entre países desarrollados, hoy está más distribuido el peso de los países en el comercio”, dijo Hang y señaló preocupación por el resurgimiento de los nacionalismos: el Brexit y “America First” de Donald Trump son algunos de los ejemplos.

“Gran parte del resurgimiento nacionalista se basa en el éxito de China, debido a la magnitud y rapidez con la que cambio su estrategia de exportación”, opinó y aclaró que “la discusión es por quien controlará las tecnologías del futuro: esa es la guerra”.

La guerra comercial

La primera charla estuvo a cargo del PhD por la Universidad de Princeton, Arvind Panagariya. Según el economista indio, la guerra comercial comenzada por Trump (que ya está en marcha, bajo su óptica) pone en riesgo el sistema de comercio.

“El comercio global está en riesgo hace un tiempo, pero ha llegado a un nuevo nivel con Trump”, señaló y aclaró que “desde la Segunda Guerra Mundial que no estábamos en una situación como esta”.

“A partir de esa guerra comenzó un proceso de gran apertura comercial y las exportaciones mundiales pasaron de US$ 59.000 millones en 1948 a US$ 15.464.000 en 2016”, informó. A su vez, estamos experimentando, según Panagariya, una aceleración del crecimiento de los países desarrollados que pasó de ser 2,9% entre 1961-1975 (menor al 3,6% de los países desarrollados) a ser de 4,2% entre 1995-2005 (muy superior al 1,4% de los países de altos ingresos de la OCDE).

“Hoy en día el sistema comercial presenta serios riesgos como los tratados preferenciales de comercio”, dijo el hindú y aclaró que “todos los países han firmado alguno y ya hay más de 200 acuerdos vigentes”.

“Lo más preocupante es la pérdida de Estados Unidos como líder del proceso de apertura comercial”, señaló. “El arquitecto de este sistema fue ese país, que lo hizo en su propio interés, y hemos sido todos beneficiados por él, pero ahora Trump dice que son víctimas de su propio sistema”, señaló, preocupado y reflexionó que si el líder deja de liderar el sistema deja de tener alguien que vele por él.

“¿Puede haber una situación negociada? No parece posible por ahora, pero otro presidente de Estados Unidos cuando termine en dos años y medio el mandato de Trump puede volver al esquema anterior”, opinó y concluyó que “por ahora no parce haber flexibilidad en la negociación de ninguna parte, ni china ni estadounidense”.

La nueva globalización

El siguiente orador fue Baldwin, PhD del MIT y profesor de economía internacional del Graduate Institute de Ginebra. “Mucha gente ve la globalización del futuro como una extensión de lo que pasó hasta ahora y eso es un gran error: la globalización que viene en el futuro es distinta”. Así comenzó su exposición.

“En 1816 despegó la globalización, pero cambió radicalmente a partir de 1990, con un mundo que se acerca más a la gran convergencia”, opinó Baldwin. “En el Siglo XX, los países producían en micro-clusters y estructuras agrupadas en grandes edificios en un único país, pero a partir de 1990 la revolución de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) llevo a que el costo de mover ideas sea muy barato”, explicó y agregó que “permitió que ahora los procesos no tengan que estar juntos en un mismo lugar sino distribuidos en el mundo”.

“Antes de la revolución el conocimiento se quedaba en el G7, pero ahora se desparrama por las empresas multinacionales que los llevan a países de bajo nivel de salarios”, dijo. Agregó: “Ya no hay tecnología de los países,no hay tecnología alemana, ahora hay tecnología de firmas alemanas o firmas estadounidenses”.

“Las cadenas globales de valor permiten llevar el know-how a países de salarios bajos y estas altas tecnologías con bajos salarios fueron las que revolucionaron la manufactura global”, señaló el experto que cree que se está perdiendo el monopolio de las altas tecnologías que antes tenía el G7.

Al respecto del impacto de los robots en la globalización, opinó que “se están creando remplazos para la gente que trabaja con sus manos y mejores instrumentos para la gente que trabaja con sus cabezas”. Así el mundo de la manufactura se mueve hacia uno más capital intensivo y conocimiento intensivo.

¿Qué puede hacer Argentina ante este nuevo panorama? “Ustedes deben aprovechar que bajan los costos de mover los bienes, de conseguir los conocimientos y de hablar con otras personas”, opinó y aclaró que la nueva globalización va a afectar a los trabajos de oficinas no solo a los de las industrias. “Hasta ahora no competía la gente de una oficina, ahora empezaran a hacerlo”, advirtió.

“El trabajo remoto puede generar que los trabajadores de Argentina pueden suplantar a un trabajador de Nueva York, obteniendo salarios mucho mayores”, proyectó.

Plan de desarrollo

El ex director de la Cepal y famoso economista argentino Jorge Katz hizo hincapié en la falta de un plan de desarrollo nacional de largo plazo. No obstante, opinó que “además de preguntarnos por la matriz productiva hay que preguntarse por la matriz social: la desigualdad ha aumentado mucho y desde un Gini de 0.30 en los 60' pasamos a uno de 0.52 en la actualidad”.

“Argentina viene perdiendo terreno en el último tiempo en el escenario internacional, aunque no es un fenómeno exclusivo. Chile también pierde terreno pese a tener una macroeconomía ordenada”, reflexionó Katz.

“La mejora de la competitividad vía tipo de cambio se evaporó en Argentina cuando los salarios reales comienzan a crecer, y la productividad del trabajo no mejora”, señaló.

“Hay cuatro argentinas: la moderna, cerca de la frontera de producción como lo son el INVAP, la industria farmacéutica, química, maquinaria; la vieja, que está dos o tres décadas rezagadas respecto a la frontera, como son la textil o calzados que China ha sido determinante para que pierda sus mercados”, indicó el economista. “Y después tenemos la de los recursos naturales, donde se encuentra por ejemplo Techint, que es un ejemplo de generar base tecnológica para recursos naturales”, indicó y cerró con “la excluida, la que se encuentra sumida en la pobreza fuera del sistema”.

“Los escenarios de stop and go han generado una pérdida de ingresos en los deciles más pobres y y ganancia a los más ricos, palpable en el aumento de la brecha entre los ingresos de los deciles 10 y 1”, concluyó Katz

El impacto de la guerra

El Director Ejecutivo para Brasil del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), José G. Reis, explicó que el estiman que el desvío de comercio de Estados Unidos a China producto de la guerra comercial será de -1,7% y otro -1,7% si se aplican las tarifas hasta ahora planteadas en las listas de productos ya dadas a conocer por ambos países. “Si se expandiera hasta todos los productos comerciados entre las dos potencias, el desvío sería de -7,5% y -7,9%, respectivamente, mientras que las ganancias de comercio para América Latina serían sólo de 0,3% en el primer escenario y de 0,6% para el segundo”, indicó el economista.

“Las ventajas que surgen para la región se encuentran en el agro que puede ver aumentado sus precios coyunturalmente, pero crecimiento de la incertidumbre global y merma de inversiones perjudicaría a la región”, opinó.

“América Latina tiene una oportunidad histórica para fomentar su integración regional”, concluyó Reis.

Más bienes diferenciados

“Necesitamos exportar bienes diferenciados para el desarrollo económico”, indicó, al inicio de su disertación, el presidente de la Comisión Nacional de Comercio Exterior, Juan Carlos Hallak. “Tenemos el potencial para lograrlo y eso nos permitirá crear empleos de calidad”, opinó.

Actualmente, 60% de las exportaciones argentinas están basadas en recursos naturales y solo 20% de nuestras exportaciones tienen un grado de diferenciación. “No se puede exportar productos diferenciados aislados del mundo y es necesario la competencia con productos globales en el mercado doméstico para generar el aprendizajes necesario para las empresas locales”, opinó Hallak.

“Hay que facilitar las exportaciones y dar previsibilidad en el comercio internacional, además de desarrollar la institucionalidad para acompañar a las empresas en el desafío exportador”, concluyó el funcionario.

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