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La visión de los expertos en comunicación sobre el discurso del piloto

El Economista dialogó con varios analistas políticos sobre las palabras del Presidente. ¿Oportunidad desaprovechada?

19 julio de 2018

“La verdad está siempre en lucha”, aseguraba el sociólogo Pierre Bourdieu. La batalla cultural que define las narrativas históricas está nuevamente en marcha. La conferencia de prensa que dio el Presidente es parte de esa deliberación que se libra en el espacio público. Afinar las lucideces y revisar las cegueras son algunas de las recomendaciones de Bourdieu para obtener victorias en la esfera pública. ¿Qué observaciones hicieron los expertos en opinión pública sobre la conferencia del Presidente? ¿Hubo suficiente lucidez?

“El formato es el mensaje. La sola puesta en escena del Presidente contestando preguntas de periodistas no afines marca una diferenciación con el kirchnerismo”, asegura el politólogo y consultor en comunicación política René Palacios. “La conferencia es el formato que elige el Gobierno para comunicarse con la ciudadanía en momentos difíciles. Si lo analizas, de las anteriores cinco conferencias, cuatro fueron en contextos de cuestionamientos hacia la gestión o hacia la figura presidencial”, agrega.

“Noté un Presidente cansado, no exactamente preocupado, pero sí con signos de fatiga. La situación se puede describir mejor como un avión que está atravesando una tormenta y las demandas que uno le hace al piloto es que sea el capitán. En los aviones cuando hay una turbulencia, ¿qué quiere el pasajero? No quiere saber cuántos aviones produjo la compañía o el nivel de los técnicos. Los pasajeros buscan saber cuánto va a durar la tormenta y hacia dónde va a ir el avión. Los ciudadanos necesitan contención y tengo la sensación de que al discurso le faltó un mayor sentimiento empático con los sectores que están sufriendo la crisis. Hay ciudadanos que no saben si van a perder su empleo o si les va a alcanzar el sueldo hacia fin de mes. El Presidente parecía hablarle más a su electorado que al electorado más golpeado por la crisis”, opina la socióloga Graciela Romer en diálogo con El Economista. Al referirse a la calidad de las preguntas de los periodistas, Romer entiende que “el periodismo no estuvo a la altura de las circunstancias con el tipo de preguntas, que no estuvieron vinculadas al rumbo y fueron poco profundas”.

“El Presidente comenzó reconociendo la angustia de todos los argentinos por las vicisitudes del momento debido a la tormenta del incontrolable mundo volátil, y en toda su charla se mostrará empático con el dolor que producen sus decisiones políticas. El primer eje de su charla comienza a moverse entonces en el plano de las emociones y mostrando que el también sufre con nosotros”, evalúa Nicolás Séligmann, politólogo y catedrático universitario en comunicación y cultura política.

Por su parte, Mario Riorda, director de la maestría en comunicación política de la Escuela de Posgrados de Comunicación, nos habla de un “gesto loable”. Destaca que la conferencia de prensa fue sin filtros y con periodistas elegidos por sorteo para preguntar. “Hubo un gesto democrático y puramente republicano”, dice Mario.

Sobre el contenido, Riorda asegura que el aporte informativo de la conferencia fue discreto, “casi intrascendente”. La política tiene su elemento de puesta en escena. Este tipo de escenarios, ¿le es útil al Presidente? “Si le sirve o no al Presidente habrá que verlo. Pero si responde a una estrategia, es como patear para adelante todo, pero sabiendo que adelante (sin saber que tan lejos está) hay un abismo”, dice Riorda. “En situaciones o contextos de crisis se requiere certidumbre. Aportes que sirvan como certezas para quien padece la crisis. Que a la crisis la vistan de tormenta, no le quita su esencia: sigue siendo una crisis”, agrega.

Lucio Guberman, consultor y profesor universitario de la Universidad Nacional de Entre Ríos, entiende que “la metáfora náutica del Presidente resultó más alarmante que la utilizada en Tucumán el 9 de julio pasado”. En el Día de la Independencia, Macri aseguró que “cambia el clima en la navegación, pero el rumbo del barco está claro y sigue siendo el mismo”. En la conferencia de ayer, ironiza Guberman, “se dio cuenta de una tormenta que continúa y pasa a ser de las más largas del mundo”.

“Lo preocupante es que ayer, a la metáfora del barco, se la reflejó como una nave a velas, una imagen que expresa mayor fragilidad de la desplegada hasta el momento. Más grave aún, 'arriamos las velas' confesó el Presidente, para evitar mayores daños dada la inclemencia climática”, dice Guberman. “¿A quién le habló el Presidente y con qué objetivos? Esta metáfora no parece orientada a calmar a los mercados. A los decisores económicos la fragilidad no los seduce. Tampoco parece orientado a convencer a los inversores el letargo estadístico del Presidente. Si bien ya Mirtha Legrand había puesto en evidencia sus dificultades para las cifras, esa vez que en vivo no recordó el monto de la jubilación mínima, la ficción estadística que desplegó ante cada pregunta por cifras debió activar pocos clics de compra de activos argentinos”, adiciona Guberman.

Beatriz Sarlo describió al macrismo como un cristinismo invertido. Si Cristina grita con euforia, Macri habla tenuamente, con buenos modales. Si Cristina no da conferencias de prensa, Macri atiende a todos los periodistas ?incluso a los que son de medios críticos como Tiempo Argentino o El Destape?. Ante una dinámica económica crítica, ¿alcanza con un cristinismo invertido?

Esa respuesta la sabremos cuando el vuelo finalice

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