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La soja ante la guerra comercial entre EE.UU. y China

Por ahora, Argentina no se beneficiará de los aranceles que aplicó China a la soja proveniente de EE.UU.

Héctor Rubini 11 julio de 2018

Por Héctor Rubini Instituto de Investigación de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la USAL

La cotización de la soja enfrenta un nuevo escenario a partir de esta semana. El pasado viernes, el Gobierno chino aplicó un arancel de 25% a la soja (confirmando la amenaza del pasado 4 de abril) y otros productos de origen estadounidense, como represalia contra los gravámenes a las importaciones chinas impuestas por el Gobierno de Donald Trump.

La soja es uno de los sectores en los que Estados Unidos tiene un saldo comercial superavitario. Según datos de los analistas Megan Durisin y Sam Dodge de la agencia Bloomberg, los ingresos por exportaciones a China de esta oleaginosa, en 2018, serían superados sólo por las ventas de aeronaves civiles y automotores estadounidenses. En 2017, Estados Unidos exportó soja a China por U$S 12.356 millones, cifra que representa el 63% de las ventas de productos agrícolas a ese país y el 57,3% del total de exportaciones estadounidenses de soja (U$S 21.600 millones). Los otros dos principales compradores de soja estadounidense son México (7,4% del total) y Holanda (5,1%).

El pasado viernes, el contrato en Chicago a julio 2018 registró una suba de U$S 14 aunque a U$S 321,1 por tonelada se ubicaba a un precio 12% inferior al de un mes atrás. Los futuros a más largo plazo tuvieron un comportamiento similar, pero dicha suba se revirtió ayer y anteayer.

La mayoría de los observadores del mercado coinciden en que el arancel chino provocaría, fundamentalmente, un desvío de compras de ese país de soja estadounidense a soja brasileña. En mayo, dos economistas de la Universidad de Tennessee, Andrew Muhammad y S. Aaron Smith, publicaron una estimación del efecto impacto de aranceles chinos sobre la soja estadounidense. Para una alícuota de 25%, como la vigente desde el viernes, su trabajo arroja una caída de las compras chinas de soja a EE.UE. de U$S 4.500 millones (para un rango entre U$S 1.400 millones y U$S 7.700 millones), compensado por compras a Brasil por un monto casi equivalente (U$S 4.400 millones) aunque estimado para un rango de valores más amplio: entre U$S 200 millones y U$S 8.800 millones [1].

La agencia Bloomberg informó que durante el fin de semana se habrían reunido funcionarios del Gobierno chino con los titulares de las principales procesadoras locales para acordar una reducción de las importaciones de grano entre 15% y 20%, y que el Gobierno chino tendría la intención de reembolsarles el arancel de 25% aplicado a la soja de origen estadounidense. No hay todavía decisión tomada, pero se descuenta una reducción de ventas a China que no serían sustituidas rápidamente por soja de Brasil. Para las procesadoras de otros países fuera de China la soja brasileña todavía es algo más cara que la de EE.UU., y el efecto de corto plazo sería el de acumulación de stocks en EE.UU. impulsado por la baja en las importaciones chinas, y el aumento de la oferta propia, dadas las muy buenas condiciones climáticas del actual verano.

El futuro de las ventas de Argentina dependerá no sólo de la reacción de los precios y de los desvíos de los importadores chinos hacia proveedores no estadounidenses sino del futuro de la política agroalimentaria china. Si se efectivizara la eventual reducción de importaciones de grano, y aun así no logre sustituir importaciones de aceite y harina por mayor producción nacional, no sería improbable que aumenten las importaciones chinas de otros países. Pero en el corto plazo no sería tan fácil para la procesadoras chinas sustituir proveedores de EE.UU.

Todo esto, a su vez, estará condicionado al comportamiento del factor climático. Parecería contarse con pronósticos que anticipan un verano con lluvias en nuestro país, pero así como es dificultoso predecir el inicio y duración de un período de sequía, también lo es el pronosticar la ocurrencia o no de excesos de lluvias que pudieran provocar inundaciones o subas de napas freáticas como las que han deteriorado miles de hectáreas en varias provincias en los últimos años.

En definitiva, las oportunidades que abre este conflicto entre China y EE.UU. no parecen ser tan grandes. La suerte de la próxima campaña depende de la suerte de varios factores que escapan al control de los productores locales: a) los precios spot y futuros de grano de soja y sus derivados, b) el factor climático, y c) la duración y eventual profundización del conflicto comercial entre EE.UU. y China.

[1] “Evaluating the Impact of Retaliatory Tariffs on U.S. Soybeans in China”, Institute of Agriculture, University of Tennessee. https://extension.tennessee.edu/publications/Documents/W532.pdf

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